Marie, Mimi para los que la conocieron personalmente, mantuvo la actividad plenamente hasta que su luz se apagó. Fue rebelde, cuestionadora y solidaria.
Era extraordinariamente sencillo acceder a ella. Cuando me enteré que estaba en México la busqué: "Dra, me gustaría ir a algún seminario que usted dicte". La respuesta no se hizo esperar: "Vení, querrrida", con esa rrrr austríaca que nunca perdió. Y las puertas se abrieron. Ella que sabía de exilios había transformado el seminario que daba para la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de México, en un lugar de recepción de los psicoterapeutas que llegaban corridos por las dictaduras conosureñas.