En una nota anterior destacamos que, en parte, la pandemia Covid 19 ha dejado un más que apreciable incremento de la muerte, la miseria y la locura; como así también señalamos, que en medio de semejante contingencia, sería imprescindible que de lo verdadero emerja lo estrictamente necesario[1].
El estallido del principio de realidad resultante de la primera pandemia planetaria, pero, fundamentalmente, la fragmentación subjetiva a que ha venido dando lugar, tuvo como una de sus indiscutibles bases de sustentación social-política e histórica: el virus neo-liberal-fascista ya propagado desde antes por el mundo entero.