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La solidaridad en el medio del desgarro

Carlitos tiene quince años. El nació en uno de esos barrios que alguna vez se llamaron 'cantegriles', aludiendo a barrios muy ricos de Punta del Este y hoy 'asentamientos', pero en definitiva en uno de los lugares destinados a los más pobres de los pobres en nuestro país.

Su familia poblada de hermanitos y hermanitas y de mamá apenas si conseguían como apagar el fuego del hambre cada día.

Patrón: un cuento y un film sobre la crueldad del patriarcado

Tanto el cuento Patrón de Abelardo Castillo, como el film homónimo de Jorge Rocca, son una lectura metafórica sobre el patriarcado, y donde su consecuente autoritarismo es llevado a extremos de crueldad.

Las tramas de ambas narraciones, permiten además, ser leídas en clave histórico-político-económico-social. La analogía entre el personaje del patrón de estancia y las figuras autoritarias de los regímenes dictatoriales del país, son más que evidentes.

Dentro de este contexto particular, y de su ubicación histórico-geográfica, el patriarcado podría definirse como la manifestación y la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños, y la aplicación de ese dominio en la sociedad en general. Ello implica que los varones tienen el poder en las instituciones importantes de la sociedad, privando a las mujeres de acceder a él. Un sistema de estructuras sociales basado en la subordinación de las mujeres por los hombres.

La llamaron Mari

En un suburbio de Buenos Aires, se despereza una mañana de marzo, después de dos largos días de lluvia. Está asomando el sol y todo está cubierto por un tufo húmedo, que quedará anidado en las grietas de pisos y paredes.


         Gabriela toma el mate que le ofreció  Mari.  A ellas, el destino las hizo cuñadas, mejor dicho los embarazos de aquellas noches de cumbia, alcohol y porros hasta perder los límites.

El hombre y sus circunstancias

Cuando llegó a la consulta se propuso ser franco, su formación como médico le indicaba que debía ofrecer una versión consistente, organizada y, de alguna manera, científica de su padecimiento. Al psicoanalista que lo entrevistaría no lo conocía, había llegado a él como parte de una insistente búsqueda, necesitaba desesperadamente encontrar a alguien en quien confiar. En las previas entrevistas no le había ido bien, por diversas razones cada consulta terminaba en una desazón que lo iba desganando, dejando en estado de astenia.

El peligro acecha

Adela y Aurora, hermanas, ambas octogenarias, viven en un amplio departamento del segundo piso de uno de los antiguos edificios que quedan en el barrio del Abasto.

Lo estrenaron sus abuelos, allá por 1910, y ellas tienen como misión fundamental en la vida garantizar que la única descendiente directa herede los valores familiares representados por este hogar con todos sus objetos.

EL PUNGA

Juan, los 20 años, la barba candado, las zapatillas de marca, la gorrita con visera, el conurbano bonaerense, el mediodía, el barro, la feria, las baratijas, los puestos, la mercadería de segunda, la muchedumbre, el tumulto, la mujer morena, el hombre tatuado, los pibes, la pelota, los perros, la tierra, el barro, la mugre, el frío, el viento, la mano, la limosna, los vendedores, los panchos, la cerveza, el olor a frito, las palomas, las voces, los gritos, las risas, los altoparlantes, la cumbia, la sonrisa desdentada, el cartel, la virgen de Luján, el vendedor, el cliente, la charla, los s

LA BARRITA DE LA CUADRA

Hace ya muchos años, en el barrio de floresta, la barrita de la cuadra estaba integrada por Pancho, Vaguito, Tati, el mono, Roli y el gordo. Tenían entre 10 y 12 años y eran vecinos de toda la vida. Algunos compartían además los estudios primarios, y otros sólo las travesuras diarias en las calles del barrio. De vez en cuando se los veía trepar el muro que daba al patio de los Garrone, donde ya eran especialistas en robar ciruelas. Verlos a todos juntos con las gomeras cazando pajaritos, o en la canchita al lado de la plaza, jugando incansablemente a la pelota, era cosa de todos los días.

Lluvia

Se ha desatado esta lluvia.

Se desbarranca desde el fondo de la tarde, desde un teléfono con un anuncio, desde mi pecho con un ahogo, y por fin desde mis ojos, que ahora dejan caer lentas largas eles.

Hubo muchas lluvias, torrenciales o mansas, contundentes o imprecisas, pero ahora, esta tormenta que arrecia, me deja sin aliento y quiere hacer naufragar mis palabras.

El erotismo del tomate

Qué culpa tiene el tomate
Si está tranquilo en la mata

De parejas, madres y otros amores.

A juzgar por los gritos que los vecinos de arriba han dado desde temprano en éste año puedo decir algunas cosas como balance. Casi al alba ellos -una mujer y un varón- se acostaban con gran barullo. Como no los conozco pude reconocer la voz de una joven y la de un hombre de edad incierta pero con un registro cierto de barítono. Comentaban que habían vivido una fiesta genial. Sus palabras caían como aumentadas por un altavoz sobre mi patio y me despertaron a las seis y cuarenta.

La respuesta de Heráclito Gomes

Antecedentes
Un tiempo atrás Topía me pidió que escribiera una historia -- ¿un cuento? – sobre El psicoanalista del año 2050. Está publicado. La idea me gustó y escribí otro cuento, esta vez El psicoanalista del año 2100, para darme más tiempo para fantasear. Este trabajo fue presentado en un congreso, titulado Brave New World. Un amigo, que estaba preparando otro Congreso, me pidió que escribiera la respuesta del analista del futuro. Y así lo hice. La respuesta comienza así:

 

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