En el año 1880 mueren Flaubert, dos años más tarde nacen Joyce y Woolf, un año después, en 1883 Kafka, y en 1895 el Cine. Estas fechas, aparentemente casuales, dejan de serlo si se tiene en cuenta qué es lo que nace y muere. A partir de 1914, el siglo XX (es decir los años transcurridos desde el estallido de la primera guerra mundial hasta el hundimiento de la URSS), el hombre asiste a un escenario cuyo horror y crueldad, tienen proyecciones antes desconocidas.
Desde el origen de la civilización más antigua, hasta la aparición de las vanguardias del siglo XX, los artistas se han interesado por la problemática de entablar una relación de parentesco entre las artes, sus mutuas influencias, interferencias y relaciones comparativas, por ejemplo, entre los colores de las pinturas y los sonidos de las palabras; la musicalidad y el ritmo propio de un poema y su paralelismo con un cuadro o un film. Las afinidades entre determinados escritores, pintores o directores de cine. Guiones cinematográficos y films que “nacen” de un texto literario y su íntima relación con aspectos de una determinada sociedad. Cuentos, novelas o pinturas que son el resultado de un fuerte estímulo a la imaginación, a partir de la proyección de un film.
La monumental Historia del Cine de Román Gubern, comienza como corresponde por El nacimiento del Cine, siendo el primer subtítulo: El mito. A propósito, podemos leer que los primitivos griegos habían inventado una hermosa narración para explicar cómo Dédalo (el constructor del laberinto) y su hijo Ícaro se escaparon (aunque éste murió en el intento) de la isla de Creta (la del legendario rey Minos y el Minotauro), valiéndose de unas enormes alas hechas con plumas y cera. Más de dos mil quinientos años después, lejos de Creta, dos norteamericanos, convirtieron en realidad el mito de Ícaro y su padre. Por supuesto, empleando una estructura metálica y un motor de explosión en lugar de la “mentira” o la “fabulación” de la narración griega. Conviene recordar que las palabras mitomanía, mitómano tienen la misma raíz que el vocablo mito.
El cine, “ese movimiento dado a ver”, “esa sábana blanca suspendida en el fondo oscuro del inconsciente”, es a la vez una ventana abierta a lo social y a la subjetividad; un modo eficaz de indagación sobre los modos de ser de las distintas sociedades a través de la historia. Por medio del cine podemos extender el modo de entender los mecanismos del poder y sus efectos sobre el psiquismo.
Paul Lafargue, de familia franco-caribeña, nació en Santiago de Cuba el 15 de Enero de 1842. Fue médico, periodista, teórico político y revolucionario francés. En un principio su labor política se orientó a partir del pensamiento de Proudhon, pero el contacto con Karl Marx -del que llegó a ser yerno al casarse con su segunda hija, Laura- fue determinante. Lafargue pasó la mayor parte de su vida en Francia, aunque también pasó períodos ocasionales en España e Inglaterra. Lafargue comenzó su carrera política en París, cuando entró en contacto con los grupos republicanos que se oponían a Napoleón III. Y fue como anarquista proudhoniano, como Lafargue ingresó en la sección francesa de la Asociación Internacional de Trabajadores, la AIT, más conocida como Primera Internacional. Sin embargo, el contacto con el pensamiento revolucionario de Marx fue decisivo para eclipsar completamente sus tendencias anarquistas.
¿Qué sería de los artistas sin los monstruos?
La presencia de los monstruos que no ha perdido vigencia con el paso del tiempo, en la literatura, la pintura, y muy especialmente en el cine, son por lo general una pieza muy cercana al género fantástico, o a la categoría de lo extra-ordinario, de lo sobre-natural. Que en la mayoría de los casos se usan como pretextos para elaborar sistemas alegóricos/morales, y paradojas sociales-políticas-religiosas.
El error de Dios Tanto el cineasta como el escritor tratan de manejar lo más libremente posible (no se filma o se escribe como se quiere, sino como se puede) el tiempo, lo mismo que las distancias o el espacio. Sin embargo la lectura de un libro es aleatoria, la de un film es fija y cuantificable. El tiempo de la proyección, es objetivo y colectivo, ya que es el mismo y compartido por igual por todos los espectadores, al menos por aquellos que todavía asisten a las salas de cine. En cuanto a las trasgresiones de las secuencias temporales “normales”, como en el flash back (vuelta al pasado) y el flash forward (anticipación y especulación conjetural del futuro).
A modo de introducción (Lumière versus Méliès): la historia del cine, ese gran creador de los mitos del siglo XX, nació como una curiosidad científica, pero no como un invento, sino como un proceso: Niepce (en 1824 logró fijar la reproducción de un objeto por medios químicos, después de una exposición de doce horas), Daguerre(y la prehistoria de la fotografía), Reynaud(creador del teatro óptico), Plateau( inventor del fenaquistiscopio: un disco de figuras pintadas que producía la ilusión de movimiento continuo), Greene (en 1888 logró la proyección de imágenes en laboratorio), Edison( que en
A modo de introducción (Lumière versus Méliès): la historia del cine, ese gran creador de los mitos del siglo XX, nació como una curiosidad científica, pero no como un invento, sino como un proceso: Niepce (en 1824 logró fijar la reproducción de un objeto por medios químicos, después de una exposición de doce horas), Daguerre(y la prehistoria de la fotografía), Reynaud(creador del teatro óptico), Plateau( inventor del fenaquistiscopio: un disco de figuras pintadas que producía la ilusión de movimiento continuo), Greene (en 1888 logró la proyección de imágenes en laboratorio), Ediso
Dentro de la Historia del Cine, el “cine religioso” es una etiqueta demasiado ambigua y compleja, que se usa generalmente en forma arbitraria y superficial, para enmarcar a un determinado “género cinematográfico”, como lo es el western, el policial, o la ciencia ficción. O sea un conjunto de films cuya temática e intención es marcadamente definida de una manera convencional. Por ejemplo cuando se lo utiliza como una “estrategia conceptual y marketinera” muy eficaz, para las programaciones de “La Semana Santa”, donde invariablemente, todos los años se repiten los mismos films ortodoxos, dogmáticos y frívolos.
Las relaciones entre estas dos “artes hermanas” y sus “fatales coincidencias” ante el tópico del dolor, abarca dos posibles perspectivas: la de la pintura en el cine (más relacionada con la prehistoria del cine) y la del cine en la pintura (más que ver con el arte contemporáneo).
El tema de la ciudad es muy antiguo, originalmente relacionado con los ritos del sacrificio, como aparece y lo justifica la mención especial, en el relato del Génesis: las ofrendas vegetales de Caín en contraposición a las animales de Abel. Y que se relacionan a su vez con el asesinato entre hermanos, como condición para la aparición de la ciudad: “toda civilización, todo orden o cosmos (ciudad) en su origen, estaría asentada sobre un asesinato en común”.
Un aborigen australiano sería incapaz de reconocer el tema de la Última Cena; para él no expresaría más que la idea de una comida más o menos animada. Erwin Panofsky
El gran pensador Walter Benjamin sugería, como estrategia de análisis y reflexión sobre un determinado fenómeno, no un enfoque directo, “de frente”, sino una “mirada al sesgo”. La lectura de los temas más “serios” y profundos, a través del género policial o las novelas de ciencia ficción. Lacan desde la cultura popular y el cine de Alfred Hitchcock, Buñuel o Fellini. Shakespeare desde los productos kitsch. Kafka desde el poder burocrático y totalitario. Freud junto a Morelli y al detective Sherlock Holmes. Las pinturas del británico Francis Bacon a partir de los dibujos animados de Walt Disney. La lectura de los “subversivos” textos del Marques de Sade desde el misticismo de San Ignacio de Loyola. La poesía de Mishima y Pasolini en la iconografía cristiana de San Sebastián. “La felicidad” propuesta por el capitalismo, desde el humor de Groucho Marx.
Leo en los diarios locales e internacionales, en diferentes sitios de Internet; escucho y veo en la radio y la televisión: “La gripe aviar se expande en África y Europa. La gripe aviar causa tres muertes en Turquía. Esta semana, la psicosis en Europa por la expansión del virus creció tras la muerte de un gato infectado. ¡Gripe Aviar, riesgo de pandemia! China confirma la primera víctima humana. El foco del virus en una granja de Francia pone en riesgo una industria millonaria: más de 40 países frenan las importaciones. La Argentina no estaría preparada para afrontar una epidemia de este tipo”… “Los expertos ya no dudan en calificar el virus de la gripe aviar, el denominado H5N1, como uno de los más peligrosos que circula actualmente".
Lo trágico de la destrucción es impensable, y sin embargo debemos pensarlo. En el ruido de los escombros, las ruinas, la devastación de los cuerpos, y las imágenes catastróficas que nos llegan a través del recuerdo: este año se cumplen 60 años del primer bombardeo atómico de la historia. El 6 de agosto de 1945, un B-29 Bockscar estadounidense, lanzó un nuevo tipo de bomba de uranio sobre la ciudad japonesa de Hiroshima causando la muerte de 140.000 civiles, de sus 350.000 habitantes.
Hasta la década del 80, cuando uno iba al cine, sabía de antemano que un film japonés, chino, ruso, francés, italiano, etc., nada tenía que ver con la máquina de triturar hollywoodense, incluso nada tenían que ver con un film norteamericano. Sencillamente, eran diferentes. Y no sólo por los distintos códigos, vestimentas, ideales de belleza, usos, costumbres e idiomas tanto verbales como visuales-estéticos.
El gran mitólogo y poeta inglés Robert Graves (el mismo de Yo, Claudio, y Los Mitos Griegos), en un famoso discurso dedicado a los poetas, nos da cuenta de que la poesía al igual que el erotismo, es básicamente un medio para conservar el poder, sobre todo el “mágico” poder del amor frente a la rutina y la muerte. Según Graves hay tres formas de este amor: el amor fraterno, en especial cuando el poeta se siente particularmente vinculado a un lugar, a una profesión o a un arte. Luego hay el amor físico del “noviazgo” poético que lentamente se funde en amor marital. Y finalmente está el amor “poético-erótico”, el cual, aunque se basa en el lenguaje del amor físico, trasciende el eslabón sexual y es utilizado para realizar “milagros”.
Flash-Back: Literalmente, “vuelta atrás”; también
se denomina evocación, recuerdo. Forma narrativa
que rompe la cronología del relato por intercalación
de una escena que evoca aspectos del pasado; también
fundido o encadenado que permite volver atrás y rememorar
sucesos vividos.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra