La Ley Nacional de Salud Mental, aprobada a fines del año pasado por el Congreso Nacional, hay que entenderla en el interior de la lógica actual del sistema capitalista que en nuestro país conlleva el deterioro de la Salud Pública desde hace muchos años. Hasta la actualidad la gestión de gobierno no ha modificado el modelo productivo ni las bases económicas y financieras de las políticas neoliberales. En la Salud Pública las acciones implementadas apuntan a transferir recursos públicos al sector privado.
Según una de las versiones del mito, Prometeo descendía de una antigua generación de Dioses que habían sido destronados por Zeus. Era hijo de Titán y de Asia, él sabia que en la tierra reposaba la simiente de los cielos, por eso recogió arcilla, la mojo con sus lagrimas y las amasó, formando con ella varias imágenes semejantes a los dioses, los Humanos. Fue así que surgieron, según la leyenda, los primeros seres humanos, que poblaron la tierra. Prometeo entonces se aproximo a sus criaturas y les enseño a subyugar a los animales y usarlos como auxiliares en el trabajo.
Finalmente en noviembre del pasado año fue aprobada por el Congreso Nacional La Ley Nacional de Salud Mental. Desde los inicios se opuso a su sanción el poder que intenta hegemonizar la salud Mental. Este se encuentra en una alianza entre sectores del Estado, los grandes laboratorios, las instituciones de medicina privada, la burocracia sindical que manejan sus intereses en las obras sociales y las organizaciones médicas que se oponen a cualquier proyecto de transformación. Esto ha llevado a una psiquiatrización del campo de la Salud Mental donde el predominio de un neopositivismo médico pretende entender el padecimiento psíquico exclusivamente como un problema neuronal. Su resultado ha sido el avance de una contrarreforma psiquiátrica que lo único que le interesa es recetar psicofármacos. Aunque a veces se la disfrace de experiencia “progresista” porque a los pacientes se los medica en sus casas y los medicamentos los pague el Estado.
Hay muchas cuestiones políticas, sociales y económicas que caracterizan estos 20 años. Pero la creación de los muros capitalistas da cuenta de las particularidades de nuestra época. Hablamos de los muros visibles y los muros invisibles. De los muros donde, hoy no son para que la gente no salga de sus murallas, sino para que no entren. De los muros que el poder inscribe en nuestra subjetividad para separarnos de los otros y encerrarnos en nosotros mismos. En este sentido podemos decir -tal como se planteó en una presentación- que si tenemos que buscar una preocupación que caracterizó a nuestra revista fue tratar de encontrar respuestas posibles a la pregunta ¿Cómo encontramos aquello que nos mantenía unidos? Es decir, ¿cómo atravesar esos muros que nos separan de los otros y, en definitiva de uno mismo?
Repudiamos el brutal asesinato de Mariano Ferreyra, militante de la FUBA y del Partido Obrero. Nos sumamos a todos aquellos que exigen al Estado la investigación, esclarecimiento y castigo de los autores intelectuales y materiales y de todos aquellos cuya complicidad permitió este terrible y cobarde hecho
Nota de Editores
En el siglo XXI, el capitalismo mundializado ha generado una cultura donde la hipocresía forma parte de las relaciones cotidianas. Este “fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan” atraviesa todos los órdenes de la subjetividad contemporánea. Y tiene una forma paradigmática: lo que llamamos “políticamente correcto”.
La familia patriarcal no es el único modelo que representa a la “familia” y al “padre”. Esta es una figura histórica cuyo ocaso da lugar a otras combinaciones entre los sexos y las formas de poder. No es que las formas de dominación como la explotación dejen de existir, estas se renuevan pero el patriarcado esta desapareciendo como norma exclusiva de la organización familiar.
El deterioro de la Salud Pública es francamente calamitoso. A la falta de un presupuesto adecuado se le suma una política al servicio de los intereses privados. Sin embargo la lucha en el campo de Salud Mental continúa. Por un lado, el anteproyecto de Ley Nacional de Salud Mental que tuvo media sanción a fines del año pasado es cuestionado por el conjunto de las asociaciones de psiquiatras y diferentes organizaciones médicas, quienes realizaron un lobby para oponerse a su sanción en la Cámara de Senadores con diferentes argumentos.
El viernes 21 de agosto de 2009 se realizó un Homenaje a Fernando Ulloa con la mesa redonda “Las herramientas clínicas del oficio del psicoanalista”, organizado por P.E.F. (Psicólogos en frente) y la Revista Topía. En la misma participaron Ana María Fernández, Alejandro Vainer y Enrique Carpintero, con la coordinación de Ileana Celotto.
Dada la importancia que tiene el haber logrado la media sanción en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional del anteproyecto de Ley Nacional de Salud Mental creemos necesario desarrollar la perspectiva que venimos planteando desde nuestra revista[1]. De esta manera aportamos a un imprescindible debate, en este año que se celebra el Bicentenario, para modificar un sistema de Salud Mental que no responde a las necesidades del conjunto de la población.
Llegamos al número 57 y nos preparamos para celebrar el próximo año los 20 años de nuestra revista. Por ello quisimos reproducir una nueva versión del artículo “El giro del psicoanálisis” (Topia en la Clínica, año IV, Nº 5, mayo de 2001) donde puntualizamos algunas cuestiones sobre la actualidad del psicoanálisis que han sido los temas desde los cuales venimos reflexionado.
Siempre digo que cuando presentan el libro de uno no hay mucho más para decir ya que todo está en el texto. Pero me gustaría decir algunas cosas en relación a la particularidad de este libro.
Vamos a describir algunas características del desarrollo del psicoanálisis en la Argentina durante la década del sesenta. Este período se caracterizó por los profundos cambios sociales y culturales y por la permanencia de una crisis en todos los ordenes: político, económico, social y cultural.
La crisis política y social había llevado a la realización de golpes militares que interrumpieron los gobiernos de Arturo Frondizi (1958-1962) y de Arturo Illia (1963-1966), los cuales habían ganado debido a la proscripción del peronismo1 Las huelgas y manifestaciones obreras y estudiantiles fueron una constante en la lucha por reivindicaciones políticas y sociales.
Mientras la sociedad empezaba a sentir los efectos de una política económica que disminuía su nivel de vida, la clase media se sentía desalojada de un espacio de ascenso social como era la Universidad. La idea “cientificista” - como se la denominaba en esa época- dejaba paso a un cuestionamiento de las teorías hegemónicas como el funcionalismo sociológico, el conductismo y el psicoanálisis kleiniano.
El psicoanálisis desde hace mucho tiempo es una pasión Argentina. Quizás, como el dulce de leche, el asado o decir que tenemos la avenida más larga y la más ancha. Esto es reflejado por todos aquellos que viven en otros países. En el diario "La Nación" del 23 de octubre un periodista refleja la visión de la Argentina que aparece en algunos diarios de EEUU.
El presente texto refiere a los atentados realizados el 11 de setiembre en EEUU. Apareció publicado en el diario Página/12 el viernes 19 de octubre de 2001
El desasosiego se ha convertido en un estado de ánimo predominante en la vida cotidiana. Este indica la falta de sosiego, es decir de tranquilidad. Fue el gran escritor portugués Fernando Pessoa quien escribió, a principios del siglo XX, el Libro del desasosiego. En breves relatos describe magistralmente esta angustia con una connotación decadentista típica de principios de siglo. En su texto encontramos una incompetencia respecto a todo lo que lo rodea, en especial respecto a la vida.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra