Una y otra vez, en distintos medios, se intenta explicar la política a partir de la psicopatología. Así, encontramos que Milei es un psicótico, y que en sus seguidores predomina el sadismo y la crueldad. Por otro lado, voceros del gobierno acusan al kirchnerismo de ser una “enfermedad mental”. Aún más, hay pseudoteorías que intentan explicar las ideas del “progresismo” y la izquierda como “parásitos mentales”.
La finalidad es la misma: descalificar con argumentos psicológicos al opositor político.
En el país con mayor cantidad de trabajadores psi de la galaxia, encontrar las motivaciones psicológicas de cualquier realidad es moneda corriente. La psicologización reduce realidades complejas a motivos psicológicos individuales. Y su función: la descalificación del rival con motivos pseudopsicológicos.
La infancia se ve gravemente amenazada por diversas formas de matanzas y secuestros: niños robados para explotación infantil, para pornografía, para venderlos como una mercancía más, para que se desempeñen como soldados en las guerras o el narcotráfico, etc. Conocemos que en Argentina hubo apropiación de niños durante la dictadura militar y la tarea de las Abuelas de Plaza de Mayo que ha permitido recuperar al día de hoy ciento cuarenta nietos de los casi quinientos que se calcula fueron apropiados por los militares. No está demás agregar que en el Registro Nacional de Personas Menores Extraviadas se informó que en 2023 se realizaron 3.115 búsquedas de menores extraviados.
El Proyecto Lebensborn (Fuente de Vida) consistió en un complejo entramado de leyes, reglamentos y ordenanzas para organizar la vida de las mujeres y la gestación de niños con la dirección y control de las SS.
Desde hace ya casi dos años hemos caracterizado estos tiempos como neofascistas.
Los neofascismos intentan dar respuesta a la actual crisis del capitalismo y necesitan generar un “orden nuevo” tal como se lo propone el neoliberalismo, dando cuenta de las necesidades propias de cada país. La libertad ha sido jibarizada a una mera libertad de mercado, que encubre el negocio de los poderosos. El espejismo es que cada cual queda librado a su “suerte” individual de supuesto emprendedor. Esos son los “espejitos de colores” de estos tiempos. Si fracasa es porque no hizo bien su proyecto. El enemigo es por un lado interno: su falta de capacidad. Por otro, externo: los enemigos son todos aquellos que limitan su libertad de hacer lo que crea conveniente: desde el Estado hasta los extranjeros pasando por quienes viven en la calle.
Entre las grandes complicaciones que nos tienen sobre ascuas está el calentamiento global. Lluvias que se convierten en inundaciones, sequías prolongadas, tsunamis inesperados, incendios forestales, talas indiscriminadas de bosques, la incontrolable emisión de carbono, las gravísimas consecuencias de la obsolescencia programada de los objetos que se fabrican para que al poco tiempo se conviertan en enormes montañas de basura imposible de reciclar, etc. consecuencias del modo en que el capitalismo trata al planeta y a sus habitantes. Resultados de un modelo que promovió que el progreso era interminable y sin consecuencias graves. Ese progreso interminable está atado al modelo consumista propuesto como única y exclusiva manera de estar en el mundo.
El marketing no sólo promueve objetos, sino que detrás de los mismos están los modelos identificatorios necesarios para que la cultura consumista e individualista se sostenga.
Esta definición es central para poder intervenir en la realidad. Un diagnóstico es un elemento fundamental para operar sobre la realidad. Si carecemos de un diagnóstico, o bien tenemos uno equivocado, difícilmente lleguemos a buen puerto en nuestras acciones.
Kai-Fu Lee en su libro Superpotencias de la inteligencia artificia. China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial, (Editorial Planeta, 2018) pone sobre el tapete las cuestiones que avizora por la competencia entre EE.UU. y China. Señala cómo esta disputa por la hegemonía se puede transformar en un enfrentamiento bélico de proporciones mundiales entre las dos superpotencias. No debemos olvidar que la ciberguerra ya hace mucho que está entre nosotros y ha ampliado el mundo de las sospechas dándonos fake news al ritmo del nanosegundo de los grupos conspiradores de ultraderecha, que han tomado a internet como un arma que dispara a repetición todo el tiempo. En este caso la guerra comercial no es más que otro avance a involucrar a todo el mundo en el conflicto entre EE.UU. y China. Es su protagonista central EE.UU. con la aplicación de aranceles aduaneros que rompen los acuerdos comerciales y no distingue amigos de enemigos, claro que el objetivo central y principal es China. Quien fuera subsecretario de Defensa de EE.UU. Joseps S. Nye en un reportaje (diario Clarín, 11 de febrero de 2025) habla directamente de una amenaza a China por parte de Trump y agrega que los políticos populistas estadounidenses abogan por una desvinculación total de China.
La ciberguerra sigue su curso sin que los usuarios cyborg del mundo sepan mucho cómo sucede.
Vivimos tiempos de cólera. El neofascismo ha generado políticas de ruptura del lazo social por varios caminos. Por un lado, mediante un individualismo recargado donde se nos propone la ilusión de ser “emprendedores” de nuestra propia vida. El resultado está a la vista: no nos hacemos solos, sino que nos “deshacemos” entre cada vez mayor aislamiento y desolación. Por otro lado, a través de la proliferación de odio contra todos los diferentes a los que se acusa del malestar vivido. Los pobres, los migrantes… los diferentes son los acusados por el deterioro de nuestra existencia.
No hace mucho tiempo atrás existía un dicho popular que llenaba de ilusión a los futuros padres: cada niño nacía con un pan debajo del brazo. Lamentablemente quedó muy lejos de cumplir esa ilusión un adolescente salteño que se suicidó luego de perder el sueldo de su madre haciendo apuestas en un casino online. Trataba de acertar resultados en espectáculos deportivos de todo el mundo, partidos y más partidos de los que en tiempo real conocía los resultados. Abrumado por las deudas entendió que le era imposible resolver la situación y terminó con su vida. El ejemplo vale para mostrar que las apuestas online han generado un problema difícil de enfrentar, uno más, para las crianzas y el desarrollo de las nuevas generaciones.
En la cultura cyborg en que vivimos la prótesis incorporada al cuerpo, -el celular- abre las puertas del casino global. No hay restricción de entrada, todo está facilitado para que nada, ni nadie puede obstaculizar el ingreso de un menor en las ligas de las apuestas
Tiempos de quiebres. Nuestras subjetividades están amenazadas. El neofascismo genera políticas de ruptura del lazo social, aumentando los efectos de la pulsión de muerte: la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, la nada. El sujeto se constituye en la relación con el otro en la alteridad, sino no hay sujeto posible. Sus efectos los vivimos en la calle, en los grupos, en los vínculos, en la clínica.
Freud en El malestar en la cultura señala que las prótesis tecnológicas, pese a las dificultades de su incorporación, convertían a los hombres en semidioses. Esta observación, entiendo, ha cobrado relevancia en este proceso tecnocapitalista en que vivimos. Desde este punto arrancamos, hace ya muchos años, a pensar cómo los procesos tecnológicos van modificando a los seres humanos, insistiendo en que la hibridación entre humanos y máquinas nos ha constituido en cyborgs.
Nos encontramos ante un nuevo desafío en las crianzas de niños y adolescentes: cómo lograr desenmascarar las trampas que el consumismo capitalista ha disfrazado de juego
Llegamos al número 100 de Topía en tiempos difíciles. Nunca fueron fáciles, pero desde 1991 este es uno de los momentos más crudos por varios motivos. El ascenso de la tentación fascista como solución a los problemas de amplios sectores de la comunidad. La estrepitosa caída de las ilusiones “progresistas”, que mostraron sus amplias limitaciones para poder modificar la vida de la mayoría de la población. Propuestas que mutaron en palabras huecas. Como está sucediendo en el resto del mundo, la suma de estos factores asfaltó el terreno para la llegada de las olas neofascistas.
No hace mucho la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorizó a la empresa Neurolink, cuyo dueño es Elon Musk, a realizar una intervención en la que se incorporó un chip en el cerebro de una persona. El objetivo de la operación era establecer una conexión directa entre el cerebro y las máquinas de comunicar sin intervención de la voz, ni de las manos. Este dispositivo fue bautizado Telepathy, el nombre lleva directamente a imaginar la transferencia de pensamientos. No es así, técnicamente es un proceso que se conoce como una interface cerebro-máquina. Lo que captura son impulsos eléctricos y no pensamientos.
El cyborg no solo tiene esa prótesis adosada a su cuerpo, el Smartphone, sino que la misma se ha convertido en la casa transportable
El año 2000 traía un nuevo tipo de terror en el mundo. Un imprevisto en la programación de las computadoras hizo que las grandes empresas de internet anticiparan un posible colapso mundial, por una cuestión insospechada y aparentemente nimia, internet podía desplomarse. En consecuencia, toda la información acumulada corría el riesgo de desaparecer en los primeros segundos del nuevo siglo. Al posible tsunami se lo caracterizó como Y2K. La causa era que los programadores no agregaron la centuria en el fechado. Para las máquinas el año 2000 no existía. Por ello el nuevo siglo venía con una bomba dentro de los sistemas de internet, nadie sabía cómo leerían los programas el pasaje del año 1999 al 2000. Un nuevo tipo de fin del mundo acechaba. Por eso, se recomendaba no prender las computadoras el 1 de enero de 2000. Finalmente, poco efecto tuvo el que parecía ser el tsunami que arrasaría toda la información mundial acumulada en la red. Con medidas urgentes y atinadas de las empresas tecnológicas, la nueva biblioteca de Alejandría sobrevivió indemne, fue un fuego fatuo.
La psicología positiva se lanza a barrer con los conocimientos psicológicos previos, entabla una cruzada contra el malestar y las enfermedades mentales pregonando que el bienestar y la felicidad son los antídotos que esta sociedad global necesita
Hace casi 100 años, el psiquiatra rosarino Gonzalo Bosch publicó un texto denunciando “el pavoroso aspecto de la psiquiatría en la República Argentina”. Bosch era director del Hospicio de las Mercedes, y fue uno de los impulsores del higienismo en la Argentina. También fue el maestro de Mauricio Goldemberg, uno de los reformadores de nuestro campo en el siglo pasado. En su texto criticaba a un Estado que fracasaba, a una crisis de legitimación en la psiquiatría y a sus deudas respecto a la resolución del problema de la psiquiatría en la Argentina.
La cultura del Planeta Cyborg nos arroja con prisa y sin pausa a que seamos cuerpos en velocidad, velocidad que nuestros tiempos subjetivos no pueden capturar y son parte central del malestar actual. El cuerpo es obligado constantemente hacia la aceleración. Esto se le hace claro al usuario cyborg cuando, por ejemplo, una computadora se lentifica, cuando su celular no se prende, cuando desaparece la conexión a internet, ni que hablar del colapso personal que sobreviene cuando le roban su prótesis comunicativa que hace una unidad con su mano. Son momentos de inquietud y frustración difíciles de soportar. El desasosiego se hace presente.
Estamos en tiempos de premuras absolutas que involucran todas las actividades humanas, las que obligan a vivir bajo las condiciones que impone la hiperconexión que vuela por la placenta mediática de ida y vuelta en nanosegundos
Padecemos una cultura que nos impone la novedad permanente como forma de vida. Todo tiene que ser o parecer nuevo. Una máscara de dominación mediante la dispersión de nuestra atención en supuestas primicias que son meras estrategias de venta. Navegando de pantalla a pantalla naufraga nuestra subjetividad en las aguas de la precarización. Encandilados por brillanteces que nos enceguecen. En ese camino, mucho de nuestra historia y memoria sólo se vuelve un mero recordatorio por algún aniversario mercantilizado.
Por muchos años se trató de ocultar el origen de los niños, es decir, se omitía que es consecuencia del coito de los padres. En el saber popular han existido múltiples cuentos o mitos que separaban la sexualidad del nacimiento de un bebé. Por ejemplo, los padres mandaban una carta a París y la cigüeña traía desde allí al niño. Lo dejaba en el patio lejos del lecho conyugal, no deja de ser gracioso que la capital francesa sea conocida como “La Ciudad Luz”. En otras versiones los padres sostenían que el niño llegó dentro de un repollo. En las épocas en que el pudor imperaba, este tipo de explicaciones eran las que se les daba a los niños ante el advenimiento de un hermano. Durante mucho tiempo fue difícil digerir culturalmente la relación entre la procreación y la sexualidad de los adultos, en dichos momentos la magia como explicación sustituyó la verdad.
La procreación fue empujada históricamente por los poderes de turno hacia “una fábrica de hijos” que respondiera a sus intereses desde el momento mismo del nacimiento
Vivimos en una cultura que reniega o demoniza a los otros. La entronización de la era de Narciso tiene consecuencias sobre nuestra subjetividad. Por un lado, no ver más allá del propio ombligo reflejado en los espejos oscuros que nos circundan. La placenta mediática en la que vivimos es un laberinto donde nos perdemos entre espejos donde los otros se vuelven imágenes evanescentes. Y allí caemos en las redes donde lo familiar se vuelve siniestro. Empezamos a ver a todo y todos los que quedan “afuera” de nuestras imágenes como amenazantes de nuestra ilusión de la felicidad privada espejada.
Con el wasap tenemos un ejemplo por demás iluminador sobre cómo se acelera el tiempo, quién recibe el wasap, al estar gobernado por la impaciencia, apura la velocidad del mismo. El usuario cyborg puede escucharlo en tres velocidades distintas, una más rápida que la otra. A cada aumento de la velocidad más distorsionada sale la voz de quién nos contacta, en la última ya no reconocemos tonos, ni matices de quien nos está diciendo algo. Esto aumenta aún más la distancia afectiva entre emisor y receptor. En la misma dirección hoy se ha instalado un pequeño ritual: no es conveniente hablar directamente por teléfono, hay que mandar un wasap preguntando si el otro puede hablar. Su confirmación habilita el llamado.
El tempo propio (más cercano a los latidos del corazón) queda anulado por las prótesis que amamos. Éstas marcan un tempo que no es propio, sino que nos acelera hasta llegar a producir grandes perturbaciones en nuestra subjetividad
La Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657, herramienta legal para un cambio de paradigma en la atención de las problemáticas de salud mental, sancionada en el año 2010, contó en su momento de elaboración y sanción, con el ferviente apoyo de quienes integramos la Revista Topía, fijando una clara posición ante nuestros lectores.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra