En la ciudad de Buenos Aires, cerca de un 6% de los niños en edad escolar están medicados con ritalina.
Supuestamente presentan trastornos en la atención e hiperactividad. Niños de características psíquicas muy diversas: desde los que presentan fallas estructurales hasta los que atraviesan situaciones de duelo, por mencionar sólo dos ejemplos. Todos son englobados bajo un mismo diagnóstico y terapéutica.
Este trabajo desarrolla los fecundes aportes que el psicoanálisis puede realizar para operar eficazmente singularizando situaciones y sujetos.
Hay numerosos “olvidos” en la historia reciente de la Salud Mental en Argentina. Uno de ellos es la particular relación entre algunos psicoanalistas y la nueva psicofarmacología, a fines de la década del ’50 y principios de la década del ’60.
Las jóvenes generaciones imaginan que siempre hubo oposición y competencia entre el psicoanálisis y la psicofarmacología. En ese sentido los psicofármacos son vistos como el instrumento de la psiquiatría más biologicista, (diferente en su posición de la psiquiatría biológica). Como si pudieran rivalizar herramientas de trabajo que en la pertinencia y eventual combinación garantizan su efectividad.
Se difundió en el pasado mes de marzo la noticia de que se cumplían cien años del descubrimiento y comercialización de la aspirina (el ácido acetil salicílico sintetizado por Hoffman en Alemania) coincidentemente, Freud, en Viena escribía Las primeras aportaciones a la teoría de las neurosis (1892-1899)1; La Histeria: “El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, “Historiales Clínicos” y “Psicoterapia de la Histeria” (1895)2.
El psicoanálisis cura y, en algunas ocasiones, permite prevenir enfermedades. Esta se realiza a través del acto de palabra evitando las actuaciones y racionalizaciones que se establecen en una relación imaginaria donde el análisis se transforma en interminable. En sus primeros escritos Freud enunció que un análisis es interminable, lo que finaliza es un tratamiento.
El título de Topía en la clínica es “El psicoanálisis cura”, lo cual me lleva a comentar algunas vicisitudes que se presentan con algunos pacientes en el inicio del tratamiento. Como se trata de varones jóvenes, con dificultades para establecer un acuerdo de trabajo terapéutico, quisiera mostrar dos observables que se plantean en las primeras entrevistas y que permiten desarrollar ideas diagnósticas, para el trabajo analítico posterior. Me refiero a la agresividad de algunos varones, como así también a las características de lo que denominaré juegos de solitario.
La vieja pulseada entre la razón y la emoción Desde Descartes hacia aquí, hace más de trescientos años, la cultura occidental ha hecho una apología cada vez mayor de la razón y lo racional, con un alarde que declama sus orígenes en la Grecia clásica, veinticinco siglos atrás.
Poder discurrir por la propuesta de Topía Revista, me exige construir un “espacio soporte categorial” para que podamos construir un dispositivo de intercambio conceptual con los eventuales lectores del trabajo.
Introducción
En estas líneas me ocupo de aspectos que considero centrales en la clínica psicoanalítica: la actitud clínica, la relación entre la heterogeneidad y la unicidad del sujeto, la relación entre la práctica y la teoría, el entrecruzamiento entre las singularidades de la sesión, las ideas generales y lo institucional, etc. Describiré para ello algunas situaciones clínicas.
El presente artículo está basado en un capítulo del libro que editó Topía editorial, REGISTROS DE LO NEGATIVO. El cuerpo como lugar del inconsciente, el paciente límite y el dispositivo topicoanalítico.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra