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Topía en la Clínica

Pandemia por COVID-19: Angustia y vulnerabilidades de terapeutas y pacientes

La enfermedad causada por SARS-COV-2 afecta desde 2019 a todo el planeta y genera estrés en múltiples ámbitos que influyen en la salud mental. El virus es una amenaza real, con frecuencia amplificada por cierta prensa y enfoques políticos que buscan réditos de modo espurio, así como por falacias que -mezcladas con verdades- se replican en las redes sociales agregando al tema notas agobiantes y sesgos de negatividad.

Las sensaciones de incertidumbre, temor, desconcierto, extrañeza e incapacidad para controlar el entorno son inevitables y confluyen en angustia. Esta compleja emoción conlleva expresiones y repercusiones psíquicas y orgánicas

Analistas y pacientes afectados. Malestares, angustias y potencias

Dos años después de comenzada la pandemia, en medio de una tercera ola y sin que se avizore aun un final -si es que éste llegara alguna vez a producirse- me parece interesante ponernos a pensar que pasó entre nosotros, analistas, cuál viene siendo el resultado de nuestro pasaje por la tempestad.

Tenemos el desafío de la contemporaneidad de la experiencia, del barro común en el que estamos metidos, obligados a hacer y pensar en lo que hacemos al mismo tiempo, mientras tratamos de sobrevivir al desastre e intervenir en el sufrimiento que nos acecha desde nuestras propias vidas y las de ellos, quizás como nunca antes.

¿Cómo pensar las crisis de angustia? La crisis también es un impasse. Hay algo que era de determinada forma y ya no lo es. Algo se destituye y -en el mejor de los casos- algo nuevo podría fundarse

El cascabel a Tánatos

Este trabajo intenta acercar algunas reflexiones sobre posibles abordajes de las manifestaciones del sufrimiento psíquico autoinflijido, en la clínica de pacientes con predominio de funcionamiento neurótico.

Freud instaura una innovadora conceptualización en Más allá del Principio del Placer al introducir la dualidad pulsional: pulsiones de vida y pulsiones de muerte. Así, el concepto de pulsión de muerte, va coronando el edificio metapsicológico freudiano. El texto es una conjunción original que intenta ubicar, lo que de una manera general se suele llamar lo “negativo”2 (destrucción, sadomasoquismo, odio, distintos modos de desinvestiduras), del lado de la llamada pulsiones de muerte. En el mismo se destaca también el vínculo estrecho entre estas últimas y el fenómeno de la compulsión a la repetición.

Conjeturamos un lugar estructural en la subjetividad para el sufrimiento autoinfligido, (masoquismo y sadismo contra uno mismo). Éste sería expresión de un estado infantil originario donde pasividad y masoquismo son sincrónicos

 

Exhausto

He decicido contar este caso en el que estoy involucrado y que aun está en pleno desarrollo.

Tiene características de la situación actual. La pandemia infuencia nuestras vidas en lo cotidiano e inevitablemente también nuestra práctica como psicoanalistas y psicoterapeutas.

Como está tan “cerca” me cuesta camuflar lo necesario para que no sea reconocible, aprovecho que estoy en Suiza para esta publicación.

Cuando hablamos por teléfono, la médica amiga me confió que el “caso” no era fácil de entender. Ella había controlado todo lo posible, sin encontrar un diagnóstico. Físicamente Felipe está sano. Los padres quisieron presentarlo al hospital univeritario, estaba allí internado, pero tampoco allí se encontró una causa somática.

Cuando hablamos por teléfono la médica amiga me confió que el “caso” no era fácil de entender. Ella había controlado todo lo posible, sin encontrar un diagnóstico

Jóvenes autonomizados ante la pandemia del desamparo

La población joven que nos interesa tomar para pensar las crisis subjetivas durante la pandemia es una que se suele encontrar en el centro de las prácticas públicas, pero en los márgenes de sus conceptualizaciones: se trata de aquella que ha sufrido formas sostenidas de desamparo psíquico y social, cuyos efectos se relacionan a las actuaciones compulsivas, la ruptura de lazos y que, además, se encuentra estigmatizada mediante formas de subjetivación que hacen a figuras de peligrosidad y exclusión.

Una ganancia de la palabra juventud como diferenciación respecto de adolescencia tiene que ver con que los desarrollos en torno al proceso adolescente no dejan de basarse en la práctica clínica de consultorio con jóvenes de clase media o media alta en sociedades moderno-occidentales

“Sacha Rupaj”. Una experiencia de intervención en Montequemado

Allá bien al norte, en el llamado Chaco Austral y casi integrado en El Impenetrable, un pueblo guapea para abrirse camino en el bosque chaqueño a golpe de hacha. Hacheros argentinos que tienen como fuente de trabajo la tala del quebracho y el mantenimiento de esos montes. Fueron sus primeros pobladores que venían del sur de Santiago del Estero los que, al ver cenizas y restos calcinados de troncos carbonizados, lo llamaron en quechua “sacha rupaj” - Montequemante, Montecaliente.

Montequemado tiene una población de más de 30.000 habitantes. 
No existe el agua potable (el agua que toma la población contiene un índice altísimo de arsénico), ni red cloacal. Es una ciudad con altos niveles de pobreza y necesidades básicas insatisfechas

Violencia familiar en pandemia. A la búsqueda de un nosotros

Observo a la familia M. a través de la pantalla. Les ha costado mucho acomodarse espacialmente para la sesión vía zoom. Los hermanos buscan su lugar a codazos (literalmente). Los padres tratan de mediar, pero los tres adolescentes rechazan vivamente cada uno de sus intentos.

Julieta: (madre) Tenemos que hablar del tema de la colaboración. Juan y yo trabajamos desde que empezó la pandemia todo el día en casa y no damos abasto con lo que hay que hacer. Cuando pedimos ayuda, Axel protesta, pero finalmente hace, pero Lola y Mauro se enojan, protestan y todo termina a los gritos.

El sentimiento de desamparo y vulnerabilidad frente a tal pérdida de apuntalamientos desde lo social potenció en muchos vínculos “estados de irritación” esa especie de escozor que nos produce la antipática e insoportable alteridad del otro

Coger sin forro. Riesgo y clínica psicoanalítica

El Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud de Argentina (SNVS) registra una tendencia general de un sostenido crecimiento de las infecciones de transmisión sexual en consonancia con los datos de la Organización Mundial de la Salud. Por tomar un ejemplo, las tasas de sífilis en toda la población argentina han aumentado en forma sostenida durante los últimos cinco años, alcanzando una tasa de 56,1 casos cada 100.000 habitantes en todo el país en 2019. Este valor es dos veces y media mayor al registrado en 2015. Adolescentes y jóvenes son quienes presentan las tasas más altas en ambos géneros. La incidencia en el grupo de 15 a 24 años es casi el triple de la tasa en la población general: 153,57 casos cada 100.000 habitantes.

Si bien hemos escuchado eslóganes y latiguillos como “el deseo no se previene” para desacreditar toda práctica preventiva, muchxs analistas intervenimos cuando percibimos un “plus” de riesgo

Tres preludios sobre la clínica psicoanalítica en la pandemia

Las crisis en los tratamientos

La pandemia que nos atraviesa hizo entrar en crisis a pacientes, analistas y los tratamientos clínicos. La continuación a través de pantallas dio lugar a algunos debates sobre la pertinencia de su uso. Muchos llegan al puerto dilemático entre tecnofóbicos y tecnofílicos. Algunos descreen que algo del psicoanálisis pueda suceder sin el encuentro presencial y otros afirman que se continuó el análisis por otro medio, en una suerte de pontificación sobre un inconsciente que no conoce frontera alguna.

Los forzados tratamientos a distancia muestran una crisis que atraviesa a analistas y pacientes

Tiempos Pandémicos: Tratamientos a distancia. Psicoanálisis, Psicoanalistas y pacientes adolescentes

Contadas con los dedos de una mano, podríamos pensar cuáles han sido las situaciones en que la experiencia analítica, quedó atravesada en su totalidad -analistas y pacientes-, por circunstancias de una coyuntura omnipresente.

Freud, algún caso clínico relatado por Winnicott en el contexto de la guerra (bombardeo de Londres); y en un salto sin escalas para una referencia local, Argentina de fines 2001/2002 son algunas de ellas.

Podríamos pensar en esas situaciones para asemejarlas con el momento actual. Todas y todos intervenidos por una situación que por magnitud y alcance nos enfrenta a un esfuerzo de pensamiento y análisis muy singular.

Nos encontramos de forma repentina con una importante cantidad de novedosa información de los pacientes: acceso a la intimidad de su casa, muchas veces la presencia y o la presentación de hijos y otros familiares que aparecen

Sobre confinamientos y placares. Diversidad sexual y pandemia

Las crisis en los tratamientos

Tener que quedarnos en casa por cierto periodo de tiempo puede hacernos sentir afortunados. Un tiempo para desconectarnos de los deberes cotidianos y disfrutar del ocio y la soledad que abren ese espacio necesario para “estar en barbecho”2, ese limbo sin presiones tan fértil para la creatividad. O también la oportunidad para el encuentro o re-encuentro amoroso en parejas con cierta estabilidad en las que esos tiempos resultan escasos o esquivos. Si bien he tenido la oportunidad de escuchar a algunas personas que han transcurrido los días de aislamiento social preventivo y obligatorio en esta clave, muchas personas, en especial adolescentes, lo han vivido como una imposición insoportable y han tenido que crear diversas estrategias para hacer frente a esta situación no esperada, ni querida y que se fue prologando a lo largo del tiempo, con los consiguientes efectos traumáticos. La ilusión claustrofílica3 de muchos adolescentes si bien en un primer momento se afianzó, devino en claustrofobia, se produjo un divorcio en el maridaje casi perfecto con su Smartphone, el encierro obligado comenzó a provocar sus efectos en la subjetividad. También en muchas parejas que tuvieron que convivir bajo el mismo techo durante veinticuatro horas diarias vienen produciéndose crisis cuando no, separaciones.

¿Cómo ha transcurrido el aislamiento preventivo a causa de la pandemia de adolescentes y jóvenes que no cumplen con los cánones de la cis-heteronormatividad?

Amanda

Miguel Matrajt es un psicoanalista argentino que se formó en la Asociación Psicoanalítica Argentina. Fue integrante de Plataforma y renunció a la APA en noviembre de 1971. También fue Secretario General de la Federación Argentina de Psiquiatras. Tuvo que exiliarse en México donde fue Director fundador de la revista Subjetividad y Cultura. Además de su tarea clínica, se especializó en cuestiones sobre la Salud Mental y el Trabajo. Entre sus libros se destacan Salud mental y trabajo (1986) y La salud mental pública (1992).

La narrativa de las dolencias sonaba como a un jardín elegante que pretendiera disfrazar un cercano bosque indomable. Palabras sin sentimientos son sólo carne de silencio… Pero los psicoanalistas también escuchamos con nuestro cuerpo

Vicisitudes de una terapeuta de adolescentes en cuarentena

Siempre decimos que hay muchas adolescencias. No es lo mismo fortalecer lazos con el afuera familiar para ir soltándose de los adultos que fueron y siguen siendo referentes de seguridad y amparo, que “desprenderse” cuando no hubo adultos que tuvieran mínimas condiciones de amparo para poder alojarlos, ya que se trataría de desprenderse de quienes muchas veces no posibilitaron “prenderse”. Las desigualdades pegan fuerte porque condicionan desde el primer momento de la vida. Es difícil para ese adulto ser sostenedor/a en lo emocional cuando no se siente sostenido/a desde lo social con condiciones dignas de existencia.

¿Qué soportes esenciales necesita un o una adolescente para realizar sus trabajos psíquicos? ¿Pueden éstos permanecer en espera?

La coartada o la condena

La neurosis obsesiva es una religión particular, y la religión una neurosis obsesiva universal, distinguió Freud (demostrando otra vez que toda psicología individual es también social).

Ambas se basan en ceremoniales. En la religión, en cada religión se les adjudica un sentido. En cambio, al neurótico obsesivo esos ceremoniales se le presentan sin sentido, aunque es incapaz de abandonarlos, pues cualquier desvío respecto del ceremonial se castiga con una insoportable angustia que enseguida fuerza a reparar lo omitido. Freud agrega que puede describirse el ejercicio de un ceremonial obsesivo como si obedeciera a una serie de leyes no escritas.

Se escucha a epidemiólogos e infectólogos como si fueran sacerdotes que nos permiten y proponen a todos una serie de rituales que hay que cumplir a rajatabla. Para los no obsesivos se les vuelve una tarea pesada, opresiva e inevitable

Un “buen” miedo en cuarentena

La familia de Axel estaba particularmente preocupada cuando se declaró la cuarentena, ya que la convivencia con el niño solía ser insoportable aún en condiciones normales. Decían “es un chico imposible”.

Un año y medio atrás, cuando tenía 9 años, la escuela a la que concurrió desde jardín maternal, sugirió un cambio de institución debido a los permanentes conflictos con sus maestros y pares.

​No era fácil alojar a estos padres, en cuyo discurso aparecía un “no niño” de 9 años, maleducado y despótico, que parecía no tenerle miedo a nada

Trastornos de la personalidad. Reflexiones y una viñeta

En la aproximación a los trastornos de personalidad, las perspectivas categoriales conllevan escaso ajuste entre prototipos y pacientes reales, superponen criterios, tienen baja fiabilidad y son poco útiles para diseñar la terapéutica.

Progresivamente se usan más las dimensionales. Permiten definir a un individuo en función de su combinación de rasgos y no de descripciones rígidas, objetivan la continuidad entre trastorno y normalidad, son más acordes a la complejidad clínica y consideran el contexto sociocultural. En esencia, dan cuenta de la realidad con más lógica que las categoriales -que todavía priman- y orientan hacia intervenciones individualizadas con sustento teórico sólido. Coinciden con los postulados de las psicoterapias y flexibilizan el enfoque clínico: importan más la persona y el funcionamiento mental en conjunto -evaluando vulnerabilidades y potencialidades- que el diagnóstico, por contraposición a las clasificaciones rígidas que describen/definen el fenómeno sin profundizar.

Hay cientos de psicoterapias efectivas y se sostiene que lo operativo es el “vínculo”; sin embargo nadie sabe con precisión qué se entiende por tal

Clínica de las perturbaciones del carácter

En la comunidad psicoanalítica tenemos un problema que no ha adquirido todavía suficiente visibilidad. Es una situación paradójica. Por un lado, las perturbaciones del carácter son reconocidas por todos como uno de los problemas que en la clínica nos plantea las mayores dificultades y por otro lado nos encontramos, luego de más de cien años de desarrollo de nuestro campo de conocimientos, con que ellas han sido escasamente estudiadas. Esto lo podemos constatar en el poco espacio que ocupan en la producción bibliográfica y en que no forman parte de los programas de formación. La consecuencia de esta paradoja, para quienes trabajamos en clínica, es que tenemos que enfrentar problemas complejos con recursos insuficientes.

Los rasgos patológicos de carácter producen algún tipo de malestar en el entorno. No se trata de conflictos que tiene el sujeto consigo mismo sino con los demás

Hacia el rescate de una cartografía pendiente

A partir de la última reforma curricular realizada en la Universidad Atlántida Argentina (UAA), y ante el ofrecimiento que me hiciera el Decano, Lic. Javier Vicente Manavella, se conforma desde 2017 la Cátedra de Psicoterapias. Acepté el desafío desde una actividad clínica ininterrumpida de veinte años, a la que se suma la experiencia docente que venía haciendo en otras dos cátedras en esta misma unidad académica, que tiene su sede central en la ciudad de Mar de Ajó, además de otras dos sedes que también funcionan en Mar del Plata y en Dolores.

No se enferma ni se sana por igual en los distintos sectores o clases sociales

Psicoanálisis y abordaje de la Homo-Lesbofobia

“Las mujeres que hacen ‘eso’ son degeneradas”

No cabe hacer una división binaria entre lo que se dice y lo que se calla; habría que intentar determinar las diferentes maneras de callar, cómo se distribuyen los que pueden y los que no pueden hablar, qué tipo de discurso está autorizado o cuál forma de discreción es requerida para los unos y los otros.

Michel Foucault, Historia de la sexualidad I

Presentación

Conocí a Laura a sus 40 años. Concurre a una primera entrevista muy desbordada, refiere que le costó muchísimo llegar a la consulta, ya que siempre pensó que se las tenía que arreglar sola. Habla muy rápido y como vomitando las palabras. Varias veces debo pedirle que repita lo relatado, porque no entendía lo que decía dada la verborragia con la que hablaba.

- “Mis amigos me vieron tan mal, que me insistieron y al final acepté porque ya no aguantaba más.” “Siempre tuve con mi mamá una relación de amor-odio. Desde chica yo era la preferida porque era la única hija mujer, pero también me exigía mucho, yo tenía que ser la señorita de la casa, me vestía con vestiditos que para ella eran hermosos y que yo odiaba porque no podía jugar a los juegos que me gustaban. Así que cada vez que podía, me ponía pantalones de gimnasia para poder treparme a un árbol que había en el patio de mi casa y también jugar a la pelota.”

Los valores de una cultura determinada se transmiten de generación en generación a través del superyó de los sujetos que la componen

Experiencias en escuelas secundarias: problemáticas adolescentes, adultos interpelados

Las teorizaciones surgen de las prácticas, en el mejor de los casos. Entonces ¿por qué resulta tan difícil contar las experiencias? Seguramente hay algo ahí que se expone y no es poca cosa: los cuerpos. Pero no se trata solo de la exposición de los cuerpos porque eso es lo que se trabaja en cada intervención, armando dispositivos para que los cuerpos se dispongan para el trabajo, poniendo el cuerpo en la coordinación y en cada actividad. ¿Y el pensamiento? El pensamiento está todo el tiempo ahí. Está para pensar las condiciones para que esos cuerpos se expresen, para cuidarlos, para escucharlos, para potenciarlos. Está para pensar a partir de lo que van produciendo.

Pero también hay otro aspecto importante y es que (quienes apostamos al trabajo colectivo, con grupos, en comunidades, en instituciones) consideramos que para que surjan nuevas significaciones sociales acerca de las distintas problemáticas que abordamos, son necesarias prácticas que promuevan pensar y producir colectivamente.

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