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De cómo nos construimos los varones… y por qué la deconstrucción es una ilusión

Este es un adelanto exclusivo de un capítulo del libro La construcción de los varones. Contra el patriarcado y otras desigualdades que será publicado por la Editorial Topía próximamente.
La deconstrucción ha devenido parte del lenguaje cotidiano de las luchas dentro de las cuestiones de género. Alejada de sus orígenes derridianos, es una moneda de corrección política que circula. Se vuelve un mandato superyoico con límites indefinidos. Su proliferación borra la memoria de luchas contra el patriarcado.

La crisis del patriarcado implica una crisis en el aparato cultural, esto derivará necesariamente en una crisis de los varones ya que esto mueve toda la corposubjetividad

La biología no es destino, la identidad se construye

Se cumplen 54 años del levantamiento de Stonewall y con motivo de rememorar la lucha de las travestis, trans, maricas y lesbianas que pelearon por su libertad, hablaremos de los cambios que generaron, los tabúes que rompieron y qué exigencias siguen vigentes para la construcción de la identidad.
Con motivo del día internacional de la visibilidad Trans (en inglés TDoV) que fue celebrado el pasado 31 de marzo, Transgender Europe (TGEU) publicó su Informe sobre el Observatorio de Personas Trans en el que actualizó los datos sobre discriminación y homicidios ocurridos a nivel global en el último año.

La fábrica de la identidad

A continuación, publicamos el capítulo 3 de un próximo libro del antropólogo francés, quien es conocido por los lectores de nuestra revista: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. “Signes d’identité” fue publicado por primera vez en Francia en abril de 2002. Carlos Trosman es quien lo tradujo y también nos envió un fragmento de la carta que le escribió David Le Breton en ocasión de enviarle el archivo corregido para esta primera traducción del libro al español: “He reelaborado enormemente el texto para actualizarlo con muchos datos que no existían cuando el libro salió hace veinte años. Verás que a menudo he cambiado cosas, matizado otras, añadido elementos que no existían entonces. Así que en realidad es un libro nuevo, mucho más en contacto con la actualidad.”

Las rupturas sociales, generacionales y culturales vuelven al mundo más confuso, más incierto.

Fracasar y olvidar

Reflexiones sobre el comienzo del año 2023

A comienzos del año 2023 surge el recuerdo de aquel otro año 23, de crisis hace cien años, en el que abruptamente se hacen reconocibles alternativas políticas contrarias para el posterior desarrollo de la república alemana de posguerra. Después del fracaso del aislado “levantamiento de Hamburgo” de los comunistas y la destitución del gobierno del frente de unidad del PCA y PSA en Sajonia a manos de las fuerzas armadas en las últimas semanas de octubre, fracasa también en Múnich, el 8 y 9 de noviembre de 1923, el intento de Hitler y Ludendorff de tomar el poder en Bavaria y (según el modelo de Mussolini) organizar una “marcha a Berlín”. Una década después, el PCA estaba prohibido y Hitler, junto con sus unidades paramilitares (la SA y la SS), con apoyo de las fuerzas armadas y la industria y la bendición de los partidos burgueses, estaba en el poder desde finales de enero. 

La historia del año 1923 en Alemania es de particular interés, porque en ese momento otra vez, por un par de semanas o meses, fulguró (y se perdió) la posibilidad de un desarrollo completamente diferente para Alemania, Rusia y Europa.

Sobre el Cuerpo Alien. Spinoza y lo indefinible como posibilidad

Pensar Spinoza. Pensar su obra magna. Una ética demostrada según el orden geométrico. Sólo con tomar su título, esa frase larga que muchos editores decidieron sintetizar en un sólo significante “Ética”, ya podemos hablar, debatir, y soltar ríos de tinta en la problematización de lo que allí parece emerger. Ludwig Wittgenstein dijo una vez, quizá un poco en serio, un poco en broma, a pesar de su carácter hosco, que “si un hombre pudiera escribir un libro de ética que realmente fuera un libro de ética, este libro destruiría, como una explosión, todos los demás libros del mundo.” Pues bien, o Wittgenstein estaba equivocado en su sarcasmo especulativo, o la Ética de Spinoza no es ese libro. O quizá, por qué no, una tercera posibilidad: Wittgenstein tenía razón y no puede existir un libro preciso, exacto y detallado sobre la felicidad, sobre la mejor vida posible en un sentido estricto, a la vez que Spinoza nunca tuvo la intención de escribir un texto objetivo que cumpliera con dicha precisión. Tal posición me parece más concisa.

¿Qué es entonces esto que denomino cuerpo alien? Podría decir que se trata de una subversión, o más bien, de una postura que rompe una lanza en favor de la capacidad de los cuerpos de escapar, desde un punto de vista cualitativo, a aquello que la mente pretende definir de ellos

La verdad… ¿y nada más que la verdad?

De cómo Spinoza nos legó, hace cuatro siglos -y entendemos que sin saberlo- una epistemología para comprender lo que pasa con el discurso político en las redes sociales.

“Nada de lo que tiene de positivo una idea falsa es suprimido por la presencia de lo verdadero, en cuanto verdadero.”

Cualquier intento por relativizar el valor de la verdad -o de lo verdadero, como más modestamente propone Baruch de Spinoza desde las páginas de su Ética demostrada según el orden geométrico, escrito entre 1666 y 1675- merece, como por una especie de acto reflejo, al menos nuestra sospecha.

En tiempos de la llamada posverdad, esta idea spinoziana de que con la verdad no alcanza, parece poner bajo seria amenaza algunos de los más caros presupuestos de nuestra cultura racional y nuestro principio de realidad, y tiene incluso resonancias morales y éticas

La infelicidad de nuestro tiempo

Hace un siglo, Sigmund Freud retomó una discusión clásica, que se remonta a los tiempos de Aristóteles, sobre la felicidad. ¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos.

Un aspecto tenían en común, estos puntos de vista en apariencia tan distintos: se trataba de conductas individuales, que dependían de cada uno de ellos y no del contexto social en que vivieran. Y, por supuesto, estuvo históricamente condicionada y se refleja en el arte y la literatura de cada época. En Roma la felicidad era la riqueza y el poder y la capacidad de mostrar lujos inverosímiles, como sedas que hacían el larguísimo camino desde China hasta Italia, o el ser propietario de las vidas de miles de seres humanos y mostrarlo en palacios y estatuas. Pero, ¿son felices los altruistas o los egoístas? ¿Los que siguen los deseos de la sociedad o los propios?

¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos

La estafa con la sangre

En esta hibridación entre tecnología y magia de la cultura actual se promueve la creencia de que los límites no existen, que Silicon Valley tiene la capacidad de llevarnos a soluciones que parecen dispuestas por los dioses. Después de todo, nuestra manera de pensar, de imaginar, de amar, de comunicarnos ha sido modificada por sus arrolladoras invenciones. No quedan afuera de las mismas ni el espacio exterior, ni la guerra. Esta última, estamos viendo, se vuelve más y más cibernética. Algo así como: “con drones y ejércitos de hackers hábiles le complicamos la vida a cualquiera”.

La innovación tecnológica aparece como un criterio de verdad absoluta, nada es imposible y los desarrolladores tienen esa aura de inefabilidad que los protege como a una casta sacerdotal

La situación represiva en Argentina 2022

María del Carmen Verdú es abogada y militante antirrepresiva desde fines de los ‘80. Es integrante fundadora de CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional). Escribió el libro Represión en Democracia, de la “primavera alfonsinista” al “gobierno de los DDHH” (Buenos Aires, Herramienta, 2009). La CORREPI es una organización antirrepresiva, autogestiva, que se define anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal. Se fundó en 1992. Como relata Verdú: “militamos hace más de 30 años contra toda forma de represión estatal (gatillo fácil, torturas, detenciones arbitrarias, muertes en lugares de detención, femicidios de uniforme), contra la criminalización de la protesta y el conflicto social y por la libertad de presxs políticxs.” En este texto aborda una faceta de nuestra era del malestar actual: la situación de la continua represión estatal y las necesarias luchas que se llevan adelante.

Desde el inicio de la pandemia se ampliaron las facultades y recursos de las fuerzas represivas con la excusa de “hacer cumplir las medidas sanitarias”, en lugar de garantizarlo con suficientes medidas sociales y asistenciales universales

La precarización del Yo

Editorial Revista Topía #93 noviembre/2021

El capitalismo tardío fue constituyendo lo que llamamos una corposubjetividad construida en la precariedad de la relación con uno mismo (intrasubjetividad), con los otros (intersubjetividad) y con la cultura (transubjetividad). La subjetividad da cuenta de un cuerpo construido en el anudamiento de los espacios psíquico, orgánico y cultural que adecuan nuestra forma de vivir. Por ello no reducimos la subjetividad al aparato psíquico, sino a las formas singulares en que se conforma este anudamiento los cuales van a determinar los procesos de corposubjetivación.

En este sentido, la precariedad corposubjetiva de los sujetos es uno de los síntomas estructurales del capitalismo tardío

La insoportable (pero histórica) precariedad del ser

Hay que hacerse cargo: según lo ha mostrado la biología o la etología, pero también ciertas ramas de las llamadas humanidades (la arqueología, la antropología tanto física como cultural, la prehistoria, etcétera), el ser humano -es decir, parlante, sexuado, mortal- es un ente extremadamente precario. Al contrario de lo que sucede con otras especies animales, su nacimiento es siempre prematuro, inmaduro, excesivamente anticipado. Su carácter social -al cual muchos, idealistamente, le atribuyen una originalidad congénita- no es, pues, una “excepción”; o bien, si lo es, lo es en tanto respuesta a su insuficiencia. Por lo tanto, desde su propio nacimiento y durante muchos años, su precariedad tiene como contrapartida necesaria una situación estructural de dependencia: cada ser naciente, precario recién iniciado, requiere el soporte de algún/os Otro(s), precarios con mayor experiencia, simplemente para sobrevivir: para que su precariedad no retroceda nuevamente hacia la Nada. Una de las definiciones posibles de la palabra sociedad, entonces, es que se trata de una estructura sumamente compleja de articulaciones entre precariedades “desiguales y combinadas”.

Cada ser naciente, precario recién iniciado, requiere el soporte de algún/os Otro(s), precarios con mayor experiencia, simplemente para sobrevivir

Precariedad subjetiva y pandemia

Precariedad es un término utilizado sobre todo para condiciones laborales que implican inseguridad e incertidumbre. En las actuales condiciones que genera la combinación de pandemia y recesión económica mundial el sentido del término precariedad abarca a amplias capas de la población que estamos amenazadas no solamente por el virus, sino por la incertidumbre e inseguridad laboral y económica. Enfrentar esta difícil situación requiere de un esfuerzo cotidiano y de la conservación de un equilibrio emocional que permita afrontar ese desafío. Y hay quienes carecen de esa fuerza y equilibrio y caen en diversas situaciones de afectación psíquica.

La precariedad abarca a amplias capas de la población que estamos amenazadas no solamente por el virus, sino por la incertidumbre e inseguridad laboral y económica

Plantarse contra la precariedad de la vida

Columna

“Señor, señora no sea indiferente, que matan a travestis en la cara de la gente”, es una canción que se sintió durante toda la marea verde y que volvió a resonar por estos días. La gran mayoría de la población conformada por mujeres, identidades feminizadas, niñas, niños y adolescentes empeoró sustancialmente su situación con la pandemia, más el arrastre de la crisis económica de los últimos años del macrismo; y particularmente impactó en la población travesti y trans. La precariedad se ve en los índices de violencia y muerte.

“No somos esclavas”: luchas de las trabajadoras contra la precariedad en pandemia

Llevamos casi dos años en un mundo conmocionado por la pandemia. Esta crisis dejó a la vista las contradicciones de un sistema que no puede garantizar ni la salud ni la vida de millones de personas, porque prioriza las ganancias de unos pocos. Tan solo en el último año, 100 millones de seres humanos cayeron en la pobreza, mientras que las 500 personas más ricas del planeta obtuvieron el mayor crecimiento de su patrimonio en una década. Al mismo tiempo que las multinacionales farmacéuticas hicieron fabulosos negocios con las vacunas, ha crecido la precariedad de la vida y ha aumentado la carga de los trabajos domésticos para las mujeres en los hogares. No es el virus, es el capitalismo patriarcal y racista.

Tan solo en el último año, 100 millones de seres humanos cayeron en la pobreza, mientras que las 500 personas más ricas del planeta obtuvieron el mayor crecimiento de su patrimonio en una década

Tarde, demasiado tarde para Kairós. La precariedad de los trabajadores de salud en la CABA

El atravesamiento de algo tanto mayor a nosotros-todos nos ordenó, como las limaduras de hierro frente a un campo magnético. Nuestra vida y nuestra muerte eran otra cosa que la versión singularizada que teníamos de ellas. Aprendimos a redefinir nuestra vida, sin darla por ya-hecha. Acabando con lo que se daba, la pandemia produjo crisis (en plural), y esos cortes decisorios se transformaron en momentos fecundos (Kairós) para tejer otra cosa.

La Salud Pública en la Argentina lleva décadas de des-concierto: los tres subsistemas de atención no trabajan en conjunto ni guiados por políticas públicas centradas en mejorar las condiciones de la salud de cada uno de los habitantes

Pandemia, trabajo y psicoanálisis. Entrevista con Lise Gaignard

Lise Gaignard es psicóloga laboral y psicoanalista francesa. A través de sus crónicas en “Alternativa Libertaria” (una organización federativa, constituida por varios grupos anarquistas, surgida en Francia en 1991), lidia desde hace muchos años con las tendencias a la psicologización despolitizante del sufrimiento laboral. Gaignard ha trabajado en hospitales, cárceles, clínicas de psicoterapia institucional y en el campo de la investigación en ciencias sociales. Trata de articular y de transmitir la consustancialidad del trabajo y la vida psíquica tanto en el ámbito profesional como en el familiar.

Trabajamos con otros, para otros, bajo las órdenes de otros, con un sueldo o no pero nunca trabajamos solos. Aunque movilicemos al trabajar toda nuestra singularidad, el trabajo no es nunca un asunto personal

Inesperados visitantes durante la cuarentena

La llamada de la vida animal

En 2020, más exactamente durante los meses que duró la cuarentena, que simultáneamente se presentó en gran parte del mundo, se produjo un hecho inédito: mientras los seres humanos estábamos confinados y las ciudades se desocupaban porque dejaron de transitar personas, de circular automóviles y se restringió cualquier actividad comercial, deportiva o recreativa, esas ciudades eran visitadas por animales silvestres, poco o nunca vistos en vivo y en directo.

El capitaloceno que surgió hace unos cinco siglos también es un tanatoceno (era de la muerte y la matanza) no solo de seres humanos sino de animales

La imposición de la felicidad o la rebeldía

Los caminos del cyborg

Este es un artículo que fue escrito bajo la frase influencia de A. Gramsci: “con el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”, es un intento de respuesta al mayor proyecto de obsolescencia programada que impone el capitalismo: ni más, ni menos, que la continua trasformación del ser humano en un cyborg adaptado a los ideales del consumismo. Un hedonismo complaciente al poder. Está en línea con lo que Enrique Carpintero más de una vez se preguntó en sus escritos: ¿cómo inventamos lo que nos mantiene unidos?

La historia nos demuestra, una y otra vez, que los vengadores solitarios aumentan la represión hacia la sociedad, como sabemos el miedo paraliza e invita al sometimiento al poder

¿Quieres ser Elon Musk?

Cuando un modelo de desarrollo tecnológico (o esa especie de entelequia que llamamos “la tecnología”) se presenta como meta o destino de la humanidad, el aura de la racionalidad tecnocientífica se desvanece y deja al desnudo lo más primitivo e inconsciente de las relaciones de dominación.

A mediados de febrero Elon Musk dejó de ser el hombre más rico del mundo. El multimillonario nacido en Sudáfrica en 1971, dueño entre otras empresas de la fábrica de autos eléctricos Tesla, la compañía aeroespacial SpaceX y la vanguardista Neuralink, que en agosto pasado le alegró el encierro al mundo presentando su novedoso prototipo de implante cerebral -con el cual se monitoreó en vivo la actividad neuronal de una cerdita llamada Gertrude-, fue superado en fortuna una vez más por Jeff Bezos, el Señor Amazon, emperador del comercio electrónico.

Los grandes procesos de acumulación primaria en la historia del capitalismo se han basado, en definitiva, en la concesión de un dominio virgen de toda legalidad, de donde poder obtener recursos a destajo, indiscriminadamente

2020: El estallido del principio de realidad

Por los días en que este texto se va cerrando, ya hay más de 2 millones de muertos, y algo más de 106 millones de infectados de coronavirus en el mundo. En Argentina, la cifra asciende a 50.000 muertos y 2 millones de infectados. Más allá de las discusiones acerca de si se están magnificando los números, o de si hay tantos muertos como por otros virus menos difundidos; en primera instancia diremos que no es posible determinar con exactitud qué nos va dejando la pandemia Covid-19.

Los núcleos confusionales abren paso en muchos casos a ansiedades catastróficas, y pacientes que habitualmente trabajan analíticamente comienzan a requerir dispositivos de mayor contención y/o interconsulta psiquiátrica

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