Dada la importancia que tiene el haber logrado la media sanción en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional del anteproyecto de Ley Nacional de Salud Mental creemos necesario desarrollar la perspectiva que venimos planteando desde nuestra revista[1]. De esta manera aportamos a un imprescindible debate, en este año que se celebra el Bicentenario, para modificar un sistema de Salud Mental que no responde a las necesidades del conjunto de la población.
Si usted sufre con o sin motivo (aparente), si no es feliz, si se siente frustrado o malquerido o culpable por algo que hizo o dijo (o que cree que pudo haber dicho o hecho), o porque la vida es injusta y no ha conseguido lo que de ella esperaba, si le entristece la pérdida o la traición de un ser querido, si experimenta cualquiera de esas sensaciones (o de otras semejantes), entonces es que está usted enfermo y precisa cura. Pero, tranquilícese: la farmacia está siempre ahí para ayudarle. Al fin y al cabo, su felicidad puede depender de un sencillo ajuste neuroquímico.
En Agosto de 2007 salió publicado en el Nº 50 de la Revista Topía el artículo “Ciudad para vivir... sin drogas”. Allí relataba el desmantelamiento progresivo de la Dirección de Prevención Social, una institución pionera en el trabajo sobre la problemática de las adicciones. Fue creada por Wilbur “Dicky” Grimson en 1985 en el municipio de Vicente López, Provincia de Buenos Aires, cuyo intendente es Enrique “el japonés” García desde 1987.
La idea actual de democracia continúa ligada a la idea de representación. El concepto de “representación” se encuentra asociado a diversas maneras de definición y caracterización, en principio, podemos afirmar que toda re-presentación es una presentación ajena a lo representado. Es decir, estar presentes in-directamente en aquello que alegóricamente nos muestra una realidad que no está presente por sí misma sino por otro, ya sea en forma de imagen, de metáfora, de relato.
Argumentos acerca de la presencia de los africanos en Argentina:
“En Argentina dada menor presencia de esclavos africanos y descendientes, comparado con Brasil, el Caribe y Perú y agregado a esto su mínima visibilidad actual, suele escucharse: “aquí no hay negros”. Debido a esto se cree que influyeron poco en nuestra identidad. Pero lo cierto es que llegaron más de lo que se piensa e influyeron en diversos ámbitos de la historia de un modo más significativo de lo que se percibe o se quiere reconocer”.(1)
En los últimos años un cambio significativo se observa en las consultas en los servicios de salud mental. Para algunos profesionales, adheridos demasiado ingenuamente a los postulados nosográficos de su disciplina, se trata de “nuevas patologías”; para otros, más adheridos a los intereses de la industria de los medicamentos, se trata de nuevas entidades clínicas que el “avance de la investigación farmacológica” ha descubierto.
El feminismo no es el que era: comienza a dejar de ser oposición combativa para integrarse a un nuevo optimismo. Y en el nuevo optimismo (no en la integración) está su debilidad y su disolución.
El año que viene aparecerá publicado por la editorial Gedisa el libro La cuestión Judía de Karl Marx con un prólogo de León Rozitchner. Como sabemos este texto se basa en la respuesta que da Marx a Bauer sobre “la cuestión judía”. Mucho se ha escrito sobre el supuesto antisemitismo de Marx en esta obra. Sin embargo Rozitchner hace una nueva lectura para entender que la oposición entre cristianos y judíos en el campo religioso Marx la ha transformado, para comprenderla, en la oposición entre el Estado político y la sociedad burguesa para hacer visible lo invisible.
Alejandro Vainer nos convoca a discutir sobre marxismo y psicoanálisis. Lo hace desde un libro: A la izquierda de Freud, que puede ser considerado un anexo a Las huellas de la memoria, esos dos volúmenes imprescindibles que escribió con E. Carpintero donde al recuperar la historia política de la salud mental y el psicoanálisis en nuestro país intentan inscribir en el presente un futuro sin desaparecidos; ni personas, ni ideas, ni prácticas.
A partir de la publicación del libro compilado por Alejandro Vainer, A la izquierda de Freud, se amplía un importante canal de debate que, como el mismo autor señalara, no ha estado exento de dogmatismos y sectarismos que poco han contribuido a transitar por un debate necesario para quienes reclamamos posiciones claras y consecuentes en el campo de la clínica psicoanalítica, por un lado y, por otro lado, en aquel de la militancia revolucionaria siempre que especifiquemos las articulaciones entre los mismos con el provecho de enriquecer uno y otro.
Prácticas tradicionales de sustentabilidad - Los años setenta y ochenta: años pioneros - Consolidación en los años noventa - Permacultura y Ecohabitat en el nuevo milenio -
Este articulo no está completamente terminado aun, pero creo, que ya juntamos suficiente material para publicar esta versión "preliminar". De alguna forma, se originó como una respuesta a David Holmgren y su pregunta acerca de la "historia" de la permacultura en México en relación con las tres olas del ambientalismo moderno en los países ricos, que identifica en la introducción de su libro "Permacultura- Principios y senderos más allá de la sustentabilidad". Agradezco cualquier aportación y sugerencias, ya que mi propia relación con el activismo de la sustentabilidad en México comenzó apenas en el 1993,
¡Qué tema el de la dependencia! Parece tan simple, tan integrado en nuestras vidas que apenas si le tendríamos que prestar mayor atención y al mismo tiempo está tan ligado a nuestras condiciones que resulta difícil acercarse. Todos dependemos, conciente o inconcientemente, siempre.
Quisiera alejarme y ver el tema desde la distancia..
Podría pensarse que la familia, en tanto institución social y por tanto histórica, y en tanto red de relaciones sociales estructuradas en torno de un núcleo organizado por el parentesco, se ha convertido en la contemporaneidad en un constructo bio-político por antonomasia. Hay ciertamente pocas figuras que evoquen la perspectiva foucaultiana sobre las modalidades positivas en las que se transfigura el poder de forma tan acabada, y aun ejemplar, como la institución de la familia liberal que hoy nos resulta tan natural. En efecto, la familia no ha sido siempre lo que hoy es.
En 1970 la huelga de los obreros de la General Motors redujo el PIB de Estados Unidos en un 4 por ciento y se calcula que fue la razón del pobre 2 por ciento de crecimiento que experimentó el país en los años siguientes.
La tecnología no detiene su avance, cada día nuevos productos nos sorprenden y exceden. Los mismos reestructuran permanentemente la relación entre la comunicación y el ocio. Como parte de la cultura de época las nuevas generaciones se adecuan muy rápido al uso de los mismos y muchos de estos aparatos y servicios se ofrecen exclusivamente para el público juvenil.
En todo el mundo los hospitales psiquiátricos, ricos o pobres, limpios o sucios, se fundan en la medicina positivista, inadecuada para el malestar psíquico, y más sobre el mandato social de proteger la comunidad contra los locos, sus hijos diferentes y mal considerados.
Este trabajo intenta reflexionar e indagar sobre un tema muy actual, referido a los efectos psíquicos que producen los cambios culturales asociados a las nuevas tecnologías, ya que el mundo tecnológico parece constituirse cada vez más como mediador en la organización intersubjetiva.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra