Este artículo que envió su autor fue publicado originalmente en la revista digital Tecl@ Eñe dirigida por Conrado Yasenza
Hace ya unas tres décadas que en la filosofía política europea (y no solamente) se verifica lo que los psicoanalistas llamarían un “retorno de lo reprimido”. Me refiero a la moda (no lo digo peyorativamente: las modas suelen ser interesantes síntomas sociales) de la denominada teología política.
Desde hace casi treinta años trabajo en Imposibilidad de coito en vagina con técnicas propias.
Este cuadro consiste en un impedimento coital repetitivo e imposible de modificar por voluntad de la pareja heterosexual. Son “parejas que se desean, excitan y orgasman, sin penetración”. *1
Luego de 35 años del golpe de estado, este año algunas cuestiones clínicas relacionadas con la adolescencia y las formas en que en ella puede ser leído o cercenado el dolor tomaron la forma de algunas reflexiones que quiero compartir con el lector en esta oportunidad.
El pasado 4 de setiembre falleció León Rozitchner. Resulta extraño resumir en una breve frase el final de una vida. De cualquier vida. Pero especialmente para nosotros de la vida León Rozitchner. No fue solo un colaborador permanente de nuestra revista ya que fue un referente intelectual para el desarrollo de las ideas que fuimos elaborando en todos estos años.
La guerra…siempre la guerra. Tal vez la producción de León Rozitchner ha sido solo eso: una respuesta al desafío de la guerra. Y es la guerra el hilo conductor de su trayectoria intelectual; hilo que al mismo tiempo dispara y amarra sus reflexiones. Pero como la guerra supone la tentación de tomar partido: para el lado bueno o con el bando de los malos, solo quién ve en la oscuridad sabe donde está su lugar. Así, L. R. se nos aparece como animal selvático que ruge y conduce en la oscuridad, produciendo textos que son luminosos porque alumbran en los momentos más tenebrosos de la historia.
Lo extrañaremos. León Rozitchner (1924-2011) acaba de fallecer. La muerte, hecho vital que en su presencia desnuda se torna irreversible, de ninguna manera nos debe condenar al silencio. Al contrario. Combatirla (al menos para quienes no creemos en un “más allá”) implica mantener viva la memoria, los afectos, los recuerdos. Y, en la medida en que se puede, socializarlos y compartirlos en comunidad.
Una y otra vez en los últimos años se han lanzado ataques a la figura de Freud. Su objetivo es que desprestigiándolo se invalida a todo el psicoanálisis. La cuestión es más profunda en estos tiempos. Hay una batalla cultural en el campo de la Salud Mental. Se intenta imponer un modelo biologicista de la subjetividad, acorde con la lógica del mercado y la industria farmacológica. Para ello, la banalización sobre aspectos de la vida y la obra de Freud es uno de los caminos predilectos.
Quiero realizar una exploración socio-psicoanalítica de cómo Estados Unidos mantiene una constante política de guerra que expone a una pequeña parte de la población que cumple la función de ejército profesional a una situación de batalla “productora de atrocidades”, mientras la mayoría de los ciudadanos son protegidos de las realidades y efectos de la violencia ejercida en nuestro nombre.
Pocas palabras se usan tanto, dicen tan poco y, aún así, son centrales al pensar hoy la vida social. Acabemos con la corrupción claman Carrió, los “indignados” europeos o las voces del FMI. De significado incierto, se lo asocia con la coima, pero es mucho más. Abarca desde un tipo de delito puntual a una práctica social generalizada. Desde la mácula regia de los funcionarios del Estado a lo que la opinión pública defina que sea. Además, se insiste en que siempre la hubo, hay y habrá; y en toda sociedad. Verdades que la historia avala pero no nos eximen de pensarla hoy.
“En este momento, las elecciones en Estados Unidos están básicamente compradas. No puedes presentarte a unas elecciones a menos que dispongas de una enorme cantidad de capital, lo que significa que, aunque no representan ni al 1% de la población, son sobre todo las grandes corporaciones las que proporcionan ese respaldo de capital”.
Hace ya mucho tiempo que Freud nos ha obligado a sospechar que la conciencia no puede dar cuenta de la pureza de su origen; que ella también viene al mundo inter faeces et urinam; y que el barón de Münchhausen mentía. Hace algún tiempo también que en estas pampas León Rozitchner puso de cabeza -o paró sobre sus pies- a von Clausewitz, mostrándonos la guerra como el bajo continuo de la política.
Entidades, Instituciones, como la Comunidad Homosexual Argentina o Editorial Topía son muy conocidas por la defensa a los Derechos Humanos y Civiles de la sociedad. No así grupos de varones de diferentes ideologías, vecinos, amigos, que se unen con un cometido común: combatir la violencia de género.
Este libro persigue a través de algunos tramos de la Historia al ambiguo concepto de “salud”, que hoy fluctúa entre la difícil categoría de derecho humano universal y la creciente medicalización de la vida. ¿Qué es lo sano y qué es lo enfermo? A veces es cuestión de vida o muerte y otras no, pero siempre estuvo el poder para terciar en medio de ese territorio ambiguo, ya fuera en el relato bíblico, en las antiguas Grecia y Roma, en el Medioevo, en el origen del Capitalismo industrial o durante la revolución farmacológica del siglo XX.
Los abajo firmantes, profesionales e instituciones, consideramos necesario tomar posición respecto a un aspecto clave de la defensa del derecho a la salud, en particular en el campo de la salud mental: la patologización y medicalización de la sociedad, en especial de los niños y adolescentes.
Sostenemos que la construcción de la subjetividad necesariamente refiere al contexto social e histórico en que se inscribe y que es un derecho de los niños, los adolescentes y sus familias ser escuchados y atendidos en la situación de padecimiento o sufrimiento psíquico.
En Uruguay, en los últimos años se han aprobado a nivel parlamentario una serie de leyes que facilitan e integran los nuevos arreglos familiares, no obstante; ¿estamos preparados como ciudadano/as a habitar y convivir en un mismo espacio social o institucional, entre personas con proyectos de vida y de familia diferentes? Este artículo desarrolla un proceso de análisis a partir de una situación de discriminación sexual en el ámbito laboral; en la cual se observan distintos ejercicios de poder que vulneran los derechos de una persona en particular. Análisis articulado con conceptos desarrollados por Foucault y otros autores contemporáneos, de la teoría queer y género. Intentando hacia el final, aportar y seguir pensando estrategias facilitadoras para la convivencia social, desde una perspectiva de diversidad y derechos humanos.
El interés de este trabajo, surge como una suerte de investigación a raíz del impacto que me produjo, enterarme a través de los periódicos locales, y luego de otras partes del mundo siempre redactados en forma escueta, de la ola de suicidios que aparentemente comenzó en el año 2008 en la empresa France Telecom de Francia llegando en la actualidad en un número de alrededor de 65 empleados y de unas 18 tentativas frustras. En los primeros meses del 2010 se elevaba ya a 14 nuevos casos sin dar a conocer sexo, edad, ni ocupación.
De paso por Buenos Aires, el pasado 19 de abril, entrevistamos a Renán Vega Cantor, historiador y economista colombiano. Doctor de la Universidad de París VIII. Diplomado de la Universidad de París I en Historia de América Latina. Economista y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia.
“¿El deporte es sinónimo de salud? Mentira. Una hipocresía. El deporte profesional no es sano, no es limpio y, como todo trabajo, estropea el cuerpo, la salud” [1] y [2].
Este artículo se publicó en revista Def-ghi, Nº 4, pp. X-X.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra