El diálogo entre psicoanalistas - sea en supervisiones, ateneos, grupos de trabajo, presentaciones y publicaciones de trabajos, etc. - se ha vuelto redundante en un punto: las cosas han cambiado en la clínica, hecho que se ha precipitado durante la última década. La referencia obligada es a cambios en el tipo de paciente que consulta, referencia que si bien resulta vaga y remite a una enorme cantidad de preguntas, no por eso deja de resultar familiar para el conjunto de los analistas.
En el imaginario social la práctica del psicoanálisis se sigue asociando con el diván. Esta situación fue producto de una época y una generación de analistas que instituyeron unas condiciones de analizabilidad en la que predominaba una perspectiva idealizada del psicoanálisis. Los tiempos han cambiado. Los pacientes actuales son más difíciles que en el pasado. Nos encontramos con síntomas que no son sólo del orden de la represión de la sexualidad. El analista se encuentra con patologías que no aparecían en los primeros tiempos del análisis.
Este trabajo da cuenta de la perspectiva de un Servicio de Adolescencia en el que pediatras, ginecóloga, asistente social, psicopedagogas y psicoanalistas trabajan en la atención ambulatoria, con una mirada integral del adolescente, bajo un modelo interdisciplinario desde el momento de la admisión.
Ante las evidencias en la clínica de la afluencia creciente de otras patologías que diez años atrás no se veían tanto, surge la pregunta: ¿hay algo nuevo? ¿qué es lo nuevo?
(SNC: Sistema Nervioso Central)
El conocimiento de los mecanismos biológicos que permiten el funcionamiento del cuerpo humano ha experimentado un avance explosivo en las últimas décadas.
En la ciudad de Buenos Aires, cerca de un 6% de los niños en edad escolar están medicados con ritalina.
Supuestamente presentan trastornos en la atención e hiperactividad. Niños de características psíquicas muy diversas: desde los que presentan fallas estructurales hasta los que atraviesan situaciones de duelo, por mencionar sólo dos ejemplos. Todos son englobados bajo un mismo diagnóstico y terapéutica.
Este trabajo desarrolla los fecundes aportes que el psicoanálisis puede realizar para operar eficazmente singularizando situaciones y sujetos.
Hay numerosos “olvidos” en la historia reciente de la Salud Mental en Argentina. Uno de ellos es la particular relación entre algunos psicoanalistas y la nueva psicofarmacología, a fines de la década del ’50 y principios de la década del ’60.
Las jóvenes generaciones imaginan que siempre hubo oposición y competencia entre el psicoanálisis y la psicofarmacología. En ese sentido los psicofármacos son vistos como el instrumento de la psiquiatría más biologicista, (diferente en su posición de la psiquiatría biológica). Como si pudieran rivalizar herramientas de trabajo que en la pertinencia y eventual combinación garantizan su efectividad.
Se difundió en el pasado mes de marzo la noticia de que se cumplían cien años del descubrimiento y comercialización de la aspirina (el ácido acetil salicílico sintetizado por Hoffman en Alemania) coincidentemente, Freud, en Viena escribía Las primeras aportaciones a la teoría de las neurosis (1892-1899)1; La Histeria: “El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, “Historiales Clínicos” y “Psicoterapia de la Histeria” (1895)2.
La heterogeneidad reinante en el campo clínico de las psicosis, los insuficientes conocimientos que aún poseemos acerca de las mismas, la diversidad de posicionamientos teóricos existentes- tributarios, indudablemente, de la dificultad que plantea como entidad gnoseológica -, los impares resultados obtenidos mediante los tratamientos psicoanalíticos, me autorizan a adelantar que lo que sigue debe ser tomado como los comentarios sobre las posibilidades de curación que se abren en algunos casos de psicosis, y algunas sugerencias y puntualizaciones acerca del modo de conducir los tratamientos
Pongámonos rápidamente de acuerdo sobre lo que debe entenderse por esa actividad (se refiere al concepto de “actividad” del analista de Ferenczi). Acotamos nuestra tarea terapéutica por medio de estos dos contenidos: hacer conciente lo reprimido y poner en descubierto las resistencias. Por cierto que en ello somos bastantes activos. Pero ¿Debemos dejar luego al enfermo librado a sí mismo, que se arregle solo con las resistencias que le hemos mostrado? ¿No podemos prestarle ningún otro auxilio que el que experimenta por la impulsión de la transferencia?
¿Qué ideas tenían los argentinos, al final de la década del cincuenta, acerca de la Salud mental? ¿Esta era una de sus preocupaciones? ¿Qué prejuicios tenían acerca de la enfermedad mental?, ¿Qué información disponían acerca de los distintos tratamientos psiquiátricos?
El psicoanálisis cura y, en algunas ocasiones, permite prevenir enfermedades. Esta se realiza a través del acto de palabra evitando las actuaciones y racionalizaciones que se establecen en una relación imaginaria donde el análisis se transforma en interminable. En sus primeros escritos Freud enunció que un análisis es interminable, lo que finaliza es un tratamiento.
El título de Topía en la clínica es “El psicoanálisis cura”, lo cual me lleva a comentar algunas vicisitudes que se presentan con algunos pacientes en el inicio del tratamiento. Como se trata de varones jóvenes, con dificultades para establecer un acuerdo de trabajo terapéutico, quisiera mostrar dos observables que se plantean en las primeras entrevistas y que permiten desarrollar ideas diagnósticas, para el trabajo analítico posterior. Me refiero a la agresividad de algunos varones, como así también a las características de lo que denominaré juegos de solitario.
Actualmente se sabe, que en un número importante de trastornos psíquicos, es más eficaz la combinación de psicoterapia y psicofármacos, que indicar solo una de las dos instancias.
Esta consideración no se restringe a las psicosis. Es también válida en los trastornos de estado de ánimo graves (depresión mayor por ej.), y en los cada vez más frecuentes trastornos de ansiedad graves (trastorno obsesivo compulsivo grave por ej.) para citar solo algunos casos.
La vieja pulseada entre la razón y la emoción Desde Descartes hacia aquí, hace más de trescientos años, la cultura occidental ha hecho una apología cada vez mayor de la razón y lo racional, con un alarde que declama sus orígenes en la Grecia clásica, veinticinco siglos atrás.
Poder discurrir por la propuesta de Topía Revista, me exige construir un “espacio soporte categorial” para que podamos construir un dispositivo de intercambio conceptual con los eventuales lectores del trabajo.
Introducción
En estas líneas me ocupo de aspectos que considero centrales en la clínica psicoanalítica: la actitud clínica, la relación entre la heterogeneidad y la unicidad del sujeto, la relación entre la práctica y la teoría, el entrecruzamiento entre las singularidades de la sesión, las ideas generales y lo institucional, etc. Describiré para ello algunas situaciones clínicas.
El presente artículo está basado en un capítulo del libro que editó Topía editorial, REGISTROS DE LO NEGATIVO. El cuerpo como lugar del inconsciente, el paciente límite y el dispositivo topicoanalítico.
Jean Oury, psiquiatra y psicoanalista francés, es desde 1953 director de la clínica de la Borde. Creador de la Psicoterapia Institucional junto a François Tosquelles y otros, dirige desde hace años un seminario en el hospital de Sainte-Anne y ha escrito una veintena de libros. El texto a continuación es una Conferencia pronunciada en Tours el 16 de Mayo de 1998
EDITORIAL: Un fin de época atravesado por claroscuros del que surgen monstruos. Enrique Carpintero
DOSSIER: EL FIN DE UNA ÉPOCA. Eduardo Grüner / Helmut Dahmer / Susana de la Sovera / Juan Carlos Volnovich / Josefina Martínez / Hernán Scorofitz / Ileana Celotto / Juan Duarte / César Hazaki / Alicia R. Levin
ÁREA CORPORAL:Caminar en paz. David Le Breton // El Cuerpo y el Mercado: el aplanamiento de los cuerpos. Carlos Trosman //
TOPÍA EN LA CLÍNICA: Alejandro Vainer / Ricardo Carlino / Susana Toporosi / María Casariego de Gainza / Carlos Barzani / Tom Máscolo
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra