La decencia es algo que se espera. Es algo que se supone va ocurriendo en una especie de presente continuo, cada acto, cada gesto, cada operación en la realidad, pagan, de algún modo, su tributo a la decencia. Sin embargo, no es del todo seguro que dicho impuesto sea tributado. (Para colmo, se dice, y parece cierto, que el nuestro es un país de evasores).
En febrero de este año se realizó, en Barcelona, un Coloquio1 acerca de las transformaciones en la sociedad y el psicoanálisis. Fue este un intento logrado para analizar las relaciones y los efectos que se han desarrollado entre ambos, atendiendo a las transformaciones sociales en curso que se reflejan en las modificaciones de las condiciones de vida, en los valores, los modelos y los ideales.
El objetivo de este trabajo es indagar las significaciones imaginarias que circulaban en la sociedad porteña con relación a la homosexualidad, en la primera mitad de este siglo. Para ello haré un recorrido por diferentes textos; científicos, periodísticos y literarios.
En estos "relatos" me detendré en lo que, para estos autores, era "natural", lo que decían "sin saberlo" (Aries, 1988:265), tratando a su vez, de develar las significaciones imaginarias sociales que sostenían y subyacían en sus discursos y, por lo tanto, en sus prácticas.
Los actuales referentes de la maternidad y de la paternidad nos conducen a las Nuevas Técnicas Reproductivas1 cuyos desafíos, que convierten en padres y madres a quienes no podían concebir, iluminan la marcación previa que los mitos –en tanto Referencia original y absoluta– aportaron al enlace entre gametos. Esta Referencia es la que se reconoce como fundadora de los orígenes míticos de la historia de la civilización y resguarda en sí los mitos que las culturas construyeron para explicar o enmascarar anhelos y deseos de nuestros ancestros2.
Si contextualizáramos el estado de la Salud Pública a fin de siglo en la Argentina diríamos:
Según el Banco Mundial, más de 13 millones de personas no pueden acceder a una canasta básica de bienes y servicios, quedando excluidos de la dignidad humana.
El concepto de que los pueblos que no tienen memoria están condenados a repetir su historia ya es hoy un lugar común, pero con tanta reiteración ha llegado a vaciarse de sentido. Y es aquí donde se nos presenta el problema que es motivo de este escrito: Memoria-Olvido-Transmisión. Partiendo de la postura de varios autores de que la transmisión tiene una legalidad independiente de la memoria; trataré de analizar desde varias perspectivas qué papel juega cada una de ellas en la dinámica de lo colectivo.
Cuando llegue el 2000 todo se verá de otra manera. ¿Pero será realmente diferente?
A las nuevas madres les quiero transmitir la esperanza de la lucha, los sueños de los que durante 22 años no dejamos un minuto de exigir justicia y libertad.
La conciencia política que las Madres tenemos, nos la transfundieron nuestros amados hijos.
Llegamos nosotros al 2000 sin justicia para los miles de secuestrados y desaparecidos; con una verdad firme y segura aunque parcial: la que hemos podido construir los familiares de las víctimas de la dictadura, para identificar –sobre un total aproximado de 30.000 víctimas del terrorismo de Estado– a unos pocos desaparecidos. Esto lo logramos, conviene subrayarlo, sin la ayuda de los gobiernos de turno ni de las instituciones armadas.
El tiempo es una materia esquiva, indiferente, parece exterior a nosotros y a veces hasta es bueno considerarlo así. De este modo, el tiempo sería apenas un trazado lineal que está a la espera que lo llenemos con nuestros hechos y cosas. Pero sabemos que no es ni puede ser así. El tiempo nos constituye, nos envuelve con su tensión dispersiva y nos arroja a la incertidumbre. Pero la incertidumbre no es una ausencia de conocimiento sobre lo que va a ocurrir, sino el desconocimiento de que lo que ocurre, suele privarnos de la condición de sujetos plenos.
Hacer un prospecto sobre los vínculos en sociedades urbanas complejas constituye un doble desafío: por un lado, el de intentar acompasar con el pensamiento la aceleración que nos imprimen las profundas transformaciones cognitivas y por otro, el de no sucumbir al pesimismo que se desliza en buena parte de las discursividades contemporáneas occidentales.
¡¡¡Aleluya!!! El “Cambalache” del Siglo XX nos deja, nos abandona en medio del jolgorio que significa –y con que festejamos– todo lo nuevo. Se acabaron sufrires, devaluaciones, el menemismo, los dolores de panza, deudas a pagar y a cobrar (que es lo peor), en fin, se terminaron los sufrimientos(1) como por arte de magia.
Lo patético sería que hubiéramos aniquilado lo fastuoso de un pasado vibrante y fecundo, convencidos de la superioridad de los materiales más abyectos. Olvidados el mármol, la madera, el hierro, reemplazados por acrílicos, aluminios y hojalatas, edificios que denuncian clamorosamente su provisoriedad se impondrían como paradigma de una cultura urbana radicada en la fugacidad.
El presente artículo forma parte del capítulo 11 de La alegría de lo Necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud. Topía editorial, Buenos Aires 2007, 149 páginas. (segunda edición corregida y aumentada)
Pensar es fácil. Actuar es difícil.Actuar siguiendo el pensamiento propio es lo más difícil del mundo.
Esta entrevista fue realizada por Jean Liberman y publicada en le Nouveau Politis 434, número de marzo 1997. Castoriadis, filósofo, psicoanalista, pensador de la sociedad, fue cofundador del grupo "Socialismo o barbarie", de notable influencia en los hechos de Mayo del '68; crítico hacia la URSS y el marxismo, inspirador de Solidaridad en Inglaterra y Polonia, propulsor del proyecto de sociedad autónoma, firmante del llamamiento a la desobediencia civil contra la ley Debré, etc.
Con el título "No se va a poder" el escritor español Horacio Vázquez-Rial publicó, el sábado 23 de octubre, un artículo en el diario "El País". En el mismo realiza un lúcido análisis de la situación social y política de la Argentina. Además, fue premonitor de la situación que se ha planteado después del acto electoral que llevó a la presidencia de la Nación a Fernando de la Rua. Creemos que solo el movimiento social, en la búsqueda de nuevas alternativas, va a permitir que la frase con que encabeza el texto pueda transformarse en su contrario.
1889: Hace ya mucho tiempo, la Segunda Internacional, constituyó una jornada que fue de lucha por los derechos de los trabajadores. Ese primero de mayo era un homenaje a los obreros que fueron detenidos y ajusticiados en Chicago. Los denominados Mártires de Chicago peticionaban por una jornada laboral de ocho horas. Estos hombres ejercían el derecho ciudadano de luchar para instaurar una reducción de las interminables jornadas de trabajo que los obreros padecían. Es decir iban en pos de un derecho. Era la lucha contra las injusticias de la industrialización.
Hay ciertos pensamientos que no surgen del propio dramatismo de las vidas, sino del calendario. Porque en ciertas ocasiones, el calendario piensa. Y entonces es el tiempo, el inexcusable tiempo, el que emite conceptos. ¿Y qué piensa? En primer lugar, en ideas de comienzo y finalización, de origen y término, de circularidad y proyección, de repetición y originalidad, de aparición y escatología.
Las fantasías de fin del milenio estuvieron vinculadas, en la Edad Media, a la idea del fin del mundo con la consiguiente comparencia de toda la humanidad ante el Juicio Final.
Para este nuevo fin de milenio se habían creado expectativas de cambio esperanzador. En el campo de la salud, por ejemplo, no podemos menos que recordar la declaración de Alma Ata, que reclamaba salud para todos en el año 2000.
El problema del año 2000 es llamado en la jerga informática Y2K (y por year y k por kilo igual a 1000). Otros la denominan la bomba lógica del fin de milenio o el día “D”.
¿Cual será el problema? Hoy es común tener computadoras con capacidad de almacenamiento difícil de imaginar hace sólo algunos años. Hace diez años tener un disco de 20 Mbytes era lo máximo de la tecnología.
El pene es algo (un órgano) que cuelga de entre la parte superior de las piernas de los varones; por el hecho de colgar es un objeto alargado, lo cual no significa que necesariamente sea largo. Más aún, los hombres deliran a jugar quién lo tiene más largo... y, aunque a algunos les parezca increíble, las mujeres hacen lo mismo. Esto último puede aparecer como un soberano disparate desde una simple lectura anatómica pero, la realidad demuestra que no es as¡.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra