Este texto fue leido en el marco del II Congreso Patagónico cuyo tema fue “Lo legal y lo legítimo”. Su autor participó en el mismo como Presidente APSRA (Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina)
La memoria entendida como un hecho político no remite a la inmediatez sino que aborda todos aquellos acontecimientos no inminentes y aprovechables. Vale decir: la memoria se configura por las marcas que están y que operan como testimoniantes de que un hecho existió. Así, de una manera u otra, las personas vivimos con esas fisuras, con esas marcas, pero intentamos permanentemente volcarnos al olvido. Por ello, es de significativa importancia la construcción de una memoria colectiva como mecanismo disparador que nos indica de dónde venimos para anticipar hacia donde vamos.
Hace algunos pocos años atrás mantuvimos una conversación sobre este tema, en aquel momento el sujeto olvidado era la praxis grupal y se trataba de recoger los hilos de una historia deshilachada.
La memoria humana es un instrumento maravilloso, pero falaz. Es una verdad sabida, y no sólo por los psicólogos sino por cualquiera que haya dedicado alguna atención al comportamiento de los que lo rodean, o a su propio comportamiento. Los recuerdos que en nosotros yacen no están grabados sobre piedra; no sólo tienden a borrarse con los años sino que, con frecuencia, se modifican o incluso aumentan literalmente, incorporando gacetas extrañas.
Al nacer, se verá si tiene pene y, entonces, se lo inscribirá en el Registro Civil del Estado con nombre de varón. Tendrá, identidad “masculina”.
Al nacer, se verá si tiene vagina y, entonces, se la inscribirá en el Registro Civil del Estado como mujer. Tendrá, identidad “femenina”.
Entre sus prodigiosas historias cortas, OHenry publicó sobre el final del siglo XIX uno de los mejores, esenciales y menos conocidos relatos amorosos. Una joven pareja, tan pobre como feliz, según la convención de los cuentos morales, se aproximaba silenciosamente preocupada a la fecha del aniversario de bodas. La vida de sacrificio exaltaba el vínculo, y el anhelo de regalarse sobre el fondo de la pobreza era testimonio del amor. Como emblemas del romance, el admiraba la hermosa cabellera de ella y ella el hermoso reloj sin cadena del esposo. En el intercambio de regalos del gran día, desenvuelven una cadena para el reloj y una redecilla para el pelo, pero advierten dolorosamente que para comprar sus regalos el había vendido el reloj y ella su precioso cabello. La hermosa y patética historia ejemplifica, como ninguna otra, la esencial ausencia de complementariedad del amor, el desencuentro como destino, la central escasez que Jacques Lacan había descripto, casi como lo prefigura este relato, como “dar lo que no se tiene y entregar lo que falta “.
La conferencia de Noam Chomsky en la reunión del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), en La Habana, inevitablemente evocó la obra de Herbert Marcuse, sobre todo aquélla en que analiza críticamente la situación de la "sociedad industrial avanzada" (One Dimensional Man) en los años sesenta del siglo pasado. Creo de gran interés pasar revista comparativa a ciertos elementos de sus teorías, para encontrar analogías y diferencias relevantes para nuestro tiempo.
La crisis social, económica y política produce en la subjetividad diversos efectos, entre ellos, incertidumbre con relación a la dificultad de establecer nuevos horizontes en relación al rumbo del país.
“Incertidumbre que abarca todos los aspectos de la vida y en la que está inmerso el conjunto de la sociedad. Esta vivencia de incertidumbre con relación al futuro inmediato y mediato nos habita permanentemente y es producto de una adecuada evaluación de la realidad.”
“Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir.
Cuando la invasión a Irak aún prometía ser un paseo patriótico con flores y banderitas ante el paso de los tanques y alguno que otro “daño colateral” sin importancia, en el programa Periodistas, un apasionado defensor del “American way” proclamaba los riesgos de las terribles armas de Hussein y el derecho norteamericano a defender la seguridad y la libertad de todos. El personaje, inconfundible, era el comentarista de política nacional e internacional Carlos Escudé, contingentemente argentino, aunque, titularía Oliver Stone, norteamericano por naturaleza.
En mayo del 2002 vinieron a consulta al Patrocinio Jurídico de la Facultad de Derecho (UBA) -Comisión Especial de Derechos Humanos- coordinada por el Centro de Investigaciones Sociales y Asesorías Legales Populares (CISALP), dos mujeres jóvenes, G. y B.. A raíz de dicha consulta, decimos abordar el tema.
Las señales que podemos encontrar en la calle del padecimiento subjetivo son numerosas. Lo que denominamos el exceso de realidad produce monstruos en una subjetividad, construida en la fragmentación y vulnerabilidad de las relaciones sociales. Este se manifiesta en diferentes indicadores sociales: violencia urbana, violencia familiar, aumento de la cantidad de suicidios, soledad, indiferencia hacia el prójimo, etc.
Hace casi 250 años Rousseau dio a entender que cuando la humanidad se alejó de su hábitat natural, se convirtió en un producto social. Marx y Engels estudiaron el surgimiento y evolución de las primitivas sociedades como un proceso, partiendo de la necesidad de protegerse y sobrevivir. A la vez el humano produce cultura y es producido por ella como ser social.
Pero a veces rompe el espejo y descubre no sólo la realidad que está detrás del reflejo, también a otros que no son como él pero que, como él, han roto sus respectivos espejos.(Subcomandante Insurgente Marcos. 2000)
¿Por qué escribir sobre trabajadores que toman fábricas en la Argentina? ¿No es acaso una de las tantas luchas con que los pueblos responden a la crueldad.?
Éste es un país pródigo en historias de resistencia, ésta es una mas, aunque particular.
¿Qué quiso decir Borges cuando puso como título, “Historia Universal de la Infamia, al conjunto de viñetas caracteropáticas que había venido publicando? Quiero decir, ¿qué puso en la palabra infamia? Metaforizó, sin duda, porque en realidad el alcance directo de esta palabra es limitado: indica sólo una situación negativa, ni siquiera una cualidad, la carencia de fama, y de ahí el desprecio de que es objeto quien, a los ojos de otros, es así reconocido, y por eso desconocido, como un carente.
Es enorme la riqueza de los procesos sociales argentinos que tienen como punto culminante el 19 y 20 de diciembre de 2001. Los balances de la acción y el pensamiento crítico que la sustente ayudaran a poner en cuestión la tentación de andar este presente “como con ingenuidad” al decir de S. Freud.
En el mundo contemporáneo se ha impuesto el paradigma según el cual los determinismos actúan de manera holo-sistémica y simultáneamente dispersa y puntual, según causalidades aleatorias, heterogenéticas, transversales y a distancia, sin conmensurabilidad dimensional entre causas y efectos, de modo único e irrepetible, etc. Tales sorprendentes peculiaridades, si bien no descartan, secundizan las causaciones regulares necesarias, y reducen su ya limitada capacidad de pronosticar los “futuribles”, aun cuando estos sean enunciados en varios “escenarios” apenas probabilísticamente posibles.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra