El nombre de la mujer que me inspira estas páginas revela a una de las más notables féminas del siglo XIX y las primeras dos décadas del XX. Ella fue un personaje de formación teórica en el pensamiento marxista y aquella formación la condujo a la práctica revolucionaria. Pero esto no fue óbice para que tuviera una participación tangencial en favor de los movimientos feministas y sufragistas de su época.
La profundidad de sus ideales revolucionarios llegó a extenderse más allá de su entonces. Cabe recordar que en más de una oportunidad los jóvenes rebeldes de las décadas de los ’60 y 70 del siglo pasado la levantaron como un estandarte de la lucha antiimperialista.
Conozco un poco a Jorge Alemán, y le tengo genuino aprecio personal. Además, hace ya varios años, cuando él era agregado cultural de la embajada argentina en España, tuvo la gran gentileza de invitarme, junto a otros intelectuales (Horacio González, Germán García y los recordados Nicolás Casullo y Josefina Ludmer), a una discusión con filósofos españoles en Madrid. Fue una experiencia bien interesante, por la cual le estaré siempre agradecido.
Me resulta importante empezar por aclarar lo anterior, porque me propongo debatir con cierta firmeza con su artículo publicado hace no mucho en Página 12 (“El momento político del ¿Qué hacer?”, 12/01/17). Estoy seguro de que comprenderá que se trata de una discusión política, siempre bienvenida y necesaria entre quienes grosso modo estamos del mismo lado, y mucho más necesaria en estos momentos catastróficos que vive nuestro país y el mundo en general.
Reflexionar, sobre los signos de la época y las problemáticas del consumo, nos exige sin dudas, admitir que la constitución del Sujeto, descansa en el a priori histórico que lo condiciona. La época imprime sus marcas en el devenir de una cultura, una sociedad y por lo tanto en la constitución subjetiva del individuo.
No son tiempos fáciles, el mundo capitalista junto a la revolución tecnológica de los últimos años han producido un cambio estructural. Vivimos casi a merced de nuestros nuevos amo: la ciencia y la tecnología. El mundo cibernético-virtual está entre nosotros. Bienvenidos al mercado.
Las patologías del consumo no han quedado exentas de estas transformaciones, hoy visualizmos las marcas de la época en el campo de las adicciones y esto genera una revisión profunda de nuestra práctica y de nuestro encuentro con el Otro. En la clínica diaria es inevitable considerar a fondo las contingencias histórico-culturales.
Fue en el transcurso de una sesión de análisis. Llevado por sus ocurrencias, el paciente había entrado en el difícil tema de la trasgresión y puso como ejemplo paradigmático el atrevimiento de Adán al probar el fruto prohibido. Advertido del modo en que la culpa enredaba su intimidad, intervine para distinguir lo que llamé seudo trasgresión, que aparenta vencer una prohibición pero termina consolidando la posición anterior. En el caso de Adán, el Bien como paraíso perdido y el Mal como pecado y culpa. Fue allí que recordó haber leído un libro escrito por Elie Wiesel, en el que se ocupa de Adán de un modo que ahora le resultaba afín a mi interpretación. “Quién diría –dijo-, resultar hermanado con el primer hombre”. La frase tuvo otras resonancias, que abrieron líneas asociativas, y quedó flotando la referencia al autor mencionado. Cuando a la sesión siguiente me trajo en préstamo su ejemplar de “Mensajeros de Dios”, de Wiesel, yo había hecho mi propia investigación: publicado en 1989 por el Seminario Rabínico Latinoamericano, no se encuentra en librerías, pero en la AMIA conseguí un ejemplar. El primer capítulo es “Adán o el misterio del principio”.
El arquitecto Paul Virilio formulaba hace un tiempo la idea de “ciudad pánico”. El terror nos recorre y ha sido ya naturalizado. Esto implica que la civilización actual (con todas sus diferencias en el planeta) no funciona de sostén -espacio-soporte-, sino que promueve la amenaza cotidiana. La desestructuración subjetiva toma la forma de pánico. Las salidas pueden ser varias, bien la paranoia, bien la ilusión de un consumismo que brinde una ilusoria seguridad que dura mucho menos que las cuotas.
La ciudad, debido a la gran concentración de sus habitantes, muestra espacialmente lo que se inscribe en la subjetividad de quienes la habitan. En la ciudad actual prevalece lo privado sobre lo público y el individualismo utilitario sobre el trato solidario.
Muchas noticias que aparecen en los medios de comunicación muestran el malestar que atraviesa la actualidad de nuestra cultura. Algunas son ejemplos paradigmáticos de una subjetividad construida en el individualismo de una sociedad que ha generado nuevos tabúes. Entre ellos la vejez y la muerte.
Pedro Grosz es un psicoanalista argentino que vive en Zürich desde hace muchos años. Integró Plataforma Internacional en Suiza. Desde hace tiempo contribuye con sus textos sobre clínica psicoanalítica en nuestra revista.
En este caso le solicitamos este artículo sobre la cuestión del pánico desde la particular perspectiva de uno de los países más “seguros” del mundo.
Decido enviar un mensaje. Abro mi computadora y con solo poner la primera letra del destinatario se me aparece el nombre y la dirección completa. ¿Cómo lo supo? ¿Quién está allí espiándome? ¿Cómo sabe mi computadora antes de que yo lo escriba a quién quiero dirigirme? Peor aún: solo puse una letra y aflora la dirección y el nombre de otros a quienes debía escribirle y lo había olvidado. ¡Gracias por recordármelo! Pero ¿A quién debo agradecer? ¿Quién sabe antes de que yo lo escriba a quién iba a dirigirme, y quién sabe lo que yo he olvidado y debería recordar?
Es necesaria la palabra ya que es el eje de nuestros compromisos afectivos, políticos y sociales.
El pensamiento reflexivo y crítico que sustenta la palabra, ha sufrido cambios desde que la Cultura Clásica fue reemplazada por la Cultura del Simulacro. En la misma existe una tergiversación engañosa de la realidad, de las ideas, del comportamiento perdiéndose el objetivo de arribar a una verdad posible.
¿El neoliberalismo ha vuelto? El capitalismo nunca se fue y atraviesa nuestros cuerpos. El problema es hasta donde avanzó. “Es más fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo” ironiza Fredric Jameson. La profundización de la hegemonía del capitalismo actual cala de distintos modos en la subjetividad de hoy. Ocupa todo nuestro horizonte y parece haberse convertido tanto en una usina de injusticias como en el único mundo posible.
Algunos prefieren llamar este momento “neoliberalismo”, para confrontarlo con otras formas posibles dentro del capitalismo. Hace un tiempo fueron opciones de “capitalismo con rostro humano”, la “tercera vía”. Más cerca, el llamado “progresismo” o “populismo”, que está mostrando su fracaso en distintos lugares del planeta. Por supuesto, desde ese lugar, la culpa la tiene el neoliberalismo y no las propias limitaciones de dichos proyectos.
La implantación del neoliberalismo a nivel mundial en los últimos cuarenta años ha venido acompañado con la expansión de un mito fundador, creado por sus principales ideólogos. Ese mito fundador sostiene que el neoliberalismo se ha impuesto por la superioridad intrínseca del mercado y que, por libre competencia, han sido liquidadas aquellas formas de organización social que trataban de impedir el funcionamiento armónico y automático de los mercados, así como reducida la injerencia de los estados en la actividad económica de los capitalistas y sus empresas. En este mito se resalta que la imposición del neoliberalismo, como una nueva fase en la historia del capitalismo, ha sido pacífico y sin mayores contratiempos.
Robert Kiyosaki es empresario, inversionista y escritor. Es un mentor de la autoayuda financiera, una propuesta donde en el capitalismo actual, vende la ilusión de que cada cual es dueño de hacerse rico. Es autor de numerosos libros que fueron éxitos de venta. Padre rico, padre pobre (1996) fue el primero. Escribió varios, entre ellos El cuadrante del flujo del dinero (1999). En 2012 publicó Queremos que seas rico en coautoría con el actual candidato a presidente de USA, Donald Trump.
El trigo y el arado se mancomunaron para iniciar la revolución de la agricultura que cambió el mundo, una transformación que hizo que la población del planeta aumentara en forma exponencial. A partir de los surcos hechos por el arado y las semillas que allí crecerían, se modificaron radicalmente los hábitos alimentarios, las formas de la sociabilidad, los cuerpos y los gustos. Como consecuencia de estas transformaciones, la alimentación variada y más completa de los cazadores-recolectores se perdió para siempre.1
La dieta se basó en la producción de granos, verduras y hortalizas (cebada, trigo, arroz, espinaca) y en los pocos animales que el mismo agricultor logró domesticar (pollos, porcinos, vacas). Esto obligó a los campesinos a establecer una relación estrecha con la tierra y sus animales de cría, de esta forma nacieron las aldeas. En ellas comenzó una valorización del sedentarismo, necesario para cuidar los cultivos y antagónico al desplazamiento constante de los grupos humanos nómades. La vida se centró en la producción agrícola y en la propiedad privada, en ese mundo más pequeño y parcelado se establecieron las bases de las futuras ciudades.2 Es impactante el crecimiento del sedentarismo sistemático en todo ese proceso.
“Muchas cosas que si ocurrieran en la vida serían siniestras no lo son en la creación literaria, y en esta existen muchas posibilidades de alcanzar efectos siniestros que están ausentes en la vida real”.
Etienne Balibar, filósofo francés, discípulo de Canguilhem y Althusser, visitó Argentina entre el 21 y el 24 de abril de 2015. Es profesor emérito de Filosofía Política y Moral en la Universidad París X Nanterre, docente de la Universidad de California en Irvine y uno de los más prestigiosos filósofos políticos contemporáneos.
El siguiente trabajo teórico implica una reflexión de nociones como salud y comunidad pensado en variables valorativas y políticas. Y por tanto reflexionar la noción de salud y comunidad atravesada por dos practicas instituidas como lo son las prácticas y discursos generados desde cierta noción de salud íntimamente vinculado tanto a parámetros médico que tiene en el medicamento el “remedio” primordial a la hora de pensar a la salud, y por otro lado, la presencia de cierto valores que objetivados en la trama de actores lleva a tener por un lado un trato hostil, vigilante y temerario con el semejante, y por otro, una modalidad de concebir la relación con lo otro o con la tierra (el ecosistema) marcado más por la irresponsabilidad y el trato despectivo que por el pleno reconocimiento de ella.
El 24 de marzo de 2016 la revista Topía y el PEF (Psicólogos en Frente de los Graduados de psicología de la UBA) realizaron un homenaje en el Parque de la Memoria a los 30.000 desaparecidos por la dictadura cívico-militar recordando a los 110 trabajadores de la Salud Mental desaparecidos. Hablaron Enrique Carpintero, Juan Carlos Volnovich, Nancy Caro Hollander y Héctor Freire.
El objetivo del siguiente trabajo es investigar sobre uno de los roles que ocupó la mujer en la Argentina durante el siglo XX. El eje será comparar el "rol de la mujer ama de casa" en los períodos 1916-1930 y 1946-1955, desde el discurso político. A partir de ello se intentará demostrar si dicho rol ha sufrido modificaciones y, si en ese caso, esos cambios permitieron transformar al estereotipo hegemónico o si el mismo siguió vigente a pesar de ciertas variaciones (en caso de que las haya).
Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. Doctor de la Universidad de París VIII. Diplomado de la Universidad de París I, en Historia de América Latina. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; Gente muy Rebelde (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y realidad. Entre sus últimos trabajos podemos mencionar: Los economistas neoliberales, nuevos criminales de guerra: El genocidio económico y social del capitalismo contemporáneo (2010). La República Bolivariana de Venezuela le entregó en 2008 el Premio Libertador por su obra Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Dirige la revista CEPA (Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo).
Nuevo año, nuevo gobierno, nuevos ajustes. No es una situación de excepcionalidad argentina. El mundo está dando una nueva vuelta de tuerca hacia la profundización de la etapa neoliberal del capitalismo. Sus avances dependen de las luchas sostenidas en cada lugar y sector de la sociedad.
El campo de Salud Mental no es ajeno a esta situación. No es posible pensarlo por fuera del campo de Salud y de la sociedad. Por eso, desde estas páginas, insistimos en que sólo con la socialización de la Salud será posible avanzar definitivamente en las transformaciones necesarias del campo de Salud Mental.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra