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Sociedad

Vivir menos para vivir más

Karl Jaspers considera como núcleo último del ser humano a la existencia (Existenz), que constituye una dimensión específicamente humana que sólo puede ser tratada desde la filosofía. La existencia es siempre una existencia situada, donde las “situaciones-límite” (Grenzsituationen) configuran su estructura. El ser humano, que existe en las “situaciones-límite”, deberá intentar trascenderlas a través del ejercicio de su libertad, realizando así la “posible existencia” que hay en él.

Estas situaciones-límite masivas no son genuinas, son fuertemente influenciadas por los medios de comunicación y los sectores de poder

 

La crisis del coronavirus, la xenofobia, el antisemitismo y los grupos neonazis en Alemania.

Entrevista exclusiva hecha en Viena, el 15 de abril de 2020.

Helmut Dahmer es un sociólogo alemán. Estudió con Adorno y Horkheimer. Se doctoró en 1973 y desde 1974 es profesor de sociología en la Universidad de Darmstadt. Fue coeditor de la revista Pshyché. A principios de los 80 denunció la política colaboracionista de las instituciones psicoanalíticas durante el nazismo. Las polémicas hicieron que perdiera su puesto en dicha revista. Fue cofundador del Hamburgian Institute for Social Research en 1984 y del Centro Psicoanálisis y Sociedad en Lima.

La educación confinada y la niñez lejos de las veredas

Siguiendo al conejo, siempre apuradxs, quedamos detrás del espejo. Allí la historia atrapada parece no transcurrir.

¿Estaremos viviendo una realidad paralela? ¿Debemos ocultarnos cada unx en su madriguera y aislarnos antes de que sea demasiado tarde? 

¿Es posible que ahora los diálogos disparatados y absurdos entre Alicia y la Reina de Corazones, en los que el tiempo se encontraba alterado, pudieran mostrarnos una lógica, que a la luz de los acontecimientos que vivimos, cobran un nuevo sentido?

El bien común, inesperadamente para muchxs, se impuso por sobre el interés personal o privado, por ser el único capaz de enfrentar a la muerte causada por la pandemia.

La gran depresión

Intervención de Juan Carlos Volnovich en la presentación de la Revista Topia Abril/2020 (Realizada online a causa de la cuarentena obligatoria)

La Gran Depresión, fue una gran crisis financiera mundial que comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta y principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX. Ha sido utilizada con frecuencia como ejemplo del deterioro de la economía a escala mundial.

Nota de editores: La era de la depresión

Revista Topía #88 - abril/2020

El cierre de esta edición coincide con la declaración de pandemia ante el coronavirus. Esta situación llevó a tomar medidas de gran dramatismo: gente aislada en sus casas, ciudades vacías, cierres de fronteras, cancelación de vuelos. El coronavirus aparece interrumpiendo la vida cotidiana. Su resultado es que ante la conciencia de fragilidad del ser humano emerge el miedo; el pánico ante el otro. Esta no es una buena respuesta ante la emergencia sanitaria. Tampoco negar la gravedad del problema. De allí la importancia de un Estado que promueva la solidaridad: me cuido porque de esta manera cuido al otro.

Una parte de esta compleja problemática tiene raíces en las tremendas desigualdades sociales provocadas por el capitalismo que consolidan nuevas inequidades en relación al contagio y la supervivencia frente a la epidemia. Los sistemas privados no están preparados para dar atención al conjunto de la población. Por ello la necesidad de apuntalar un sistema público universal y gratuito. A la par de generar espacios de solidaridad. Espacios de subjetivación donde se tenga en cuenta al otro.

El sujeto es portador de cultura

Editorial Revista Topía #88 abril/2020

Frederic Jameson escribió en el libro Las semillas del tiempo su famosa frase: “Parece que hoy en día nos resulta más fácil imaginar el total deterioro de la tierra y de la Naturaleza que el derrumbe del capitalismo.” Cuando se lo cita no se aclara que para tener esta sensación fue necesario separar el deterioro ecológico del desarrollo del capitalismo tardío. Es decir, este pesimismo implica que no existe una posible alternativa anticapitalista a los efectos de la desregulación en la llamada “libertad de mercado” que, en realidad, es el poder de las grandes empresas mundializadas. En este sentido poder dar cuenta de estas circunstancias adquiere cierto sentido de urgencia de época por los efectos que produce en el colectivo social. De allí la necesidad de entender que el sujeto es portador de cultura y, como tal, manifiesta los síntomas de la civilización en la que vive. Podemos decir que en la actualidad predominan aquellos que refieren a la negatividad; entre ellos se destaca la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se calcula que la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, que cerca de 800.000 personas se suicidan al año, el 78% de los suicidios se produce en países de bajos y medianos ingresos: es la segunda causa principal de defunción en jóvenes de 15 a 29 años. Sin embargo, hablar de “depresión” de un modo tan amplio recubre una gran variedad de matices y posiciones subjetivas que conlleva una cultura donde triunfan las pasiones tristes.

El Dios spinoziano no conoce y razona para luego actuar; conoce obrando y obra conociendo

Depresión o trascendencia

(sobre algunos cambios de palabras)

A partir de los años 80, con el pleno triunfo del llamado neoliberalismo (un eufemismo, como el de globalización, para la mundialización de la ley del valor del capital1), entró en escena un nuevo personaje protagónico, con -no podía ser de otra manera- un nuevo lenguaje. El personaje es un curioso sujeto colectivo, proteico y multiforme: se llama Los Mercados. Otro eufemismo, claro. Antes, en los sesenta y setenta, hablábamos de la burguesía o de la clase dominante. La burguesía podía ser “nacional” -aunque algunos creíamos poco en ella- o “multinacional” -más directamente ligada a los intereses entonces llamados imperialistas, y no “globalizados”-.

Como hubiera dicho Freud, se empieza por ceder en las palabras, y se termina concediéndole todo al enemigo

No hay dolor sin sufrimiento

La Editorial Topía publicará próximamente Experiencias del dolor. Entre la destrucción y el renacimiento, el nuevo libro de David Le Breton. Este Sociólogo y Antropólogo es autor de numerosos libros y ensayos. En este texto, continúa una línea de trabajo que comenzó en Antropología del dolor (Seix Barral, 1995), Conductas de Riesgo (Topía, 2011) y La piel y la marca (Topía, 2019). Es decir, dar cuenta del dolor, el sufrimiento y la experiencia de la propia identidad en interjuego con la propia sociedad y cultura.

Aquí adelantamos un fragmento de la introducción.

Esta obra trata sobre la experiencia del dolor, de qué manera es vivido y sentido por los individuos, sobre los comportamientos y las metamorfosis que induce. Se trata de estar lo más cerca de la persona esforzándose por comprender lo que vive a través de las herramientas de la antropología. Esta obra prolonga, de algún modo, Antropología del dolor, que insistía sobre todo en la dimensión social y cultural del dolor. A partir de la primera edición de ese libro, no sólo continué esas investigaciones en el contexto de la enfermedad o los accidentes, sino que prolongué incluso aquellas concernientes a las conductas de riesgo de los jóvenes, o en los deportes extremos, en el body art o en los ritos contemporáneos de suspensión (2003).1 Estas figuras múltiples del dolor expanden la comprensión mostrando considerables variantes de experiencias.

Si bien ciertas experiencias dolorosas destruyen a la persona, otras, a la inversa, la construyen

El sexo tecnológico y los célibes de Internet

El desarrollo tecnológico incrementa y diversifica las posibilidades de realización de lo que se denomina sexo virtual. En la avanzada de la realidad virtual el cuerpo puede emitir y recibir sensaciones eróticas de otro cuerpo que está muy lejos. Esto requiere visores 3D y sensores adosados a la piel de cada uno de los participantes. Es una actividad regida por algoritmos que produce intercambios sexuales de manera nunca vista antes.

En el maridaje de humanos y máquinas el tecnosexo promueve este erotismo solitario y al mismo tiempo en compañía virtual. Así el sexo en solitario ya no es lo que conocimos antes de las máquinas de comunicar, ha devenido en tecnosexo. Donde la extimidad1 y la hiperconectividad mandan.

El tecnosexo entusiasma por la supuesta practicidad que trae la virtualidad. Es el canto de sirenas llamando al erotismo instantáneo. Todo parece estar al alcance de un like

Para una crítica de la razón tecnocrática

La cuestión no es nueva, pero cobró notoriedad masiva entre nosotros en marzo de 2019, cuando un encuentro internacional los reunió en la ciudad de Colón, en el extremo noroeste de la provincia de Buenos Aires: sin metáfora ni mediación simbólica que lo relativice, gran cantidad de personas en todo el mundo -adultas, educadas, muchas incluso prestigiosas en sus respectivas profesiones y razonablemente inscriptas en lo que los códigos sociales dan en llamar “una vida normal”- creen que la Tierra es plana y lo sostienen con activa militancia. Se reúnen en congresos, comparten información y correspondencia, conforman un jugoso target para una literatura y un merchandising que hacen al negocio de varios y organizan pruebas públicas de contrastación empírica para “refutar”, en épico alarde de la filosofía del “hágalo usted mismo”, aquello que el conocimiento instituido tiene como una de sus mayores certezas: la esfericidad terrestre.

No fue la NASA quien probó la esfericidad terrestre sino Eratóstenes de Alejandría, quien hace 2.500 años calculó además el tamaño real del planeta

Tratamientos hormonales para personas travestis y trans: el recorte en la Salud Pública

- No se están entregando las hormonas.

- ¿Por qué?

- Porque no hay. Simplemente vas a tener que esperar.

Eso le dijeron a Federico en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires, en noviembre del año pasado. Fede, como le dicen sus amigos, es uno de los que se organizaron para pelear contra el faltante de hormonas que afectó a todo el país: una de las tantas consecuencias del recorte en salud pública, estipulado por el Presupuesto 2019. El proyecto, presentado por Cambiemos, solo pudo ser aprobado en el Congreso con el aval del peronismo.

En aquellas personas que realizaron una gonadectomía -es decir, la extirpación de ovarios o testículos-, el mantenimiento de la hormonización es imprescindible para evitar daños a la salud

Una ruptura antropológica importante

La crisis sanitaria recuerda la estrecha interdependencia de nuestras sociedades, la imposibilidad de cerrar las fronteras. La polución, el calentamiento climático con sus desequilibrios nos lo recuerda a diario. El surgimiento del coronavirus es una nueva vuelta de tuerca. Por otra parte, la paradoja es que al reducirse la circulación automotriz y aérea, y detenerse innumerables actividades que producen polución, el virus provee una especie de respiración ecológica para el planeta. Es necesario que los mundos contemporáneos entren en una era postmoderna radicalizando principios que todavía eran potenciales las semanas precedentes. No creo de ningún modo que se trate de cuestionar las medidas de protección, por supuesto legítimas, sino solamente de resaltar la ironía trágica de su subtexto.

Frente al contagio, es más difícil para cada uno de nosotros afirmar su omnipotencia

Pandemia en Israel

En días de aislamiento y pesadumbre la gente se queda en sus casas y sale una vez al día a realizar las compras indispensables o para respirar aire puro bajo la luz del día.  Un rayo de sol asoma a mi ventana y me invita a salir hasta el parque ubicado dentro del radio de circulación permitido. Allí todo es silencio. Unas vallas interceptan las entradas seguidas de un precintado perimetral. Los niños ya no juegan ni sus madres caminan airosas a su lado, los padres no los entretienen en los juegos ni los grupos de amigas pasan conversando. Tampoco los corredores de las pistas ni los caminantes prestos pasan moviendo sus cuerpos ávidos de movimiento. 

El peligro de vida que conlleva esta enfermedad produce distintos niveles de angustia e incertidumbre. Por otra parte, la pérdida de la cotidianeidad requiere un duelo que no hay tiempo de elaborarlo en una situación de emergencia

El coronavirus como resto diurno de un sueño traumático en la sociedad chilena

Esta mañana, al abandonar los sueños nocturnos y despertar, podríamos no saber si somos portadores del coronavirus. Este “no-saber” produce efectos subjetivos. Ahora bien, la vivencia será, con certeza, muy distinta si luego de despertar he de verme obligado a salir al mundo a trabajar, o bien, puedo resguardarme en casa. En Chile, esta decisión es política y se comporta con sesgo de clase socio-económica. En otras palabras, lo político y lo económico condicionan la producción de subjetividad.

En términos generales, el fonema “Coronavirus”, identidad coloquial del COVID-19, opera cual significante vacío, susceptible de ser puesto en redes de significación múltiples: “salud”, “política”, “economía”, “ecología”, “guerra”, “psicología”, “tecnología”, etc. El sinnúmero de afectos y asociaciones mentales que este significante evoca responde en buena medida a la saturación de información del cual somos literalmente víctimas, cual acoso informacional, y a que lo que pone en jaque es un elemento primordial: la vida.

El coronavirus, cual contenido manifiesto del sueño, vehiculiza dando forma y figurabilidad a un malestar que tendría su fundamento radical en el sufrimiento psico-social arraigado en la estructura político-económica de Chile

Las epidemias no conocen fronteras, la solidaridad tampoco debe conocerlas.

Antonino Infranca es un Filósofo italiano. Se doctoró en filosofía en la Academia Húngara de Ciencias con una tesis sobre el concepto de trabajo en Lukács. Entre sus libros se destacan Trabajo, individuo, historia. El concepto de trabajo en Lukács y Los filósofos y sus mujeres, recientemente publicado como ebook de descarga libre por Topía.

- ¿Cómo vive usted en Europa este hecho inédito en el mundo desde hace más de un siglo?

Creo que la respuesta debe estar en dos niveles: uno personal y otro comunitario. En cuanto al nivel personal, en verdad no vivo mal este estado de excepción, porque tengo el privilegio de vivir en el campo y con una biblioteca de casi diez mil volúmenes y con una discreta conexión con el mundo exterior. Incluso, antes de la epidemia de coronavirus, viví mucho en casa para dedicarme a estudiar, leer y escribir. El único obstáculo para mi vida privada es calcular y racionalizar mis movimientos; después de todo, no es un gran problema. Desde el punto de vista de la comunidad, las dificultades son grandes y muy visibles. Además de las calles vacías, observamos el nivel de aceptación de las restricciones por parte de los italianos: la gran mayoría no sale de la casa, a excepción de la minoría habitual de "inteligentes" que intentan evadir ridículamente las reglas. Además, la abrumadora mayoría de los involucrados en la primera línea (médicos, enfermeras, agentes de la ley, trabajadores y trabajadores de bienes necesarios) realizan regularmente su trabajo y su servicio a la comunidad, de una forma verdaderamente admirable. Como siempre, los italianos muestran su valor real en un estado de excepción. Confundida es la reacción de la clase política, que, como es la tradición de la clase política italiana, es digna de la comedia italiana.

Hasta ahora, la globalización era en beneficio de la economía, ahora debe ser en beneficio de la humanidad

Cuidar es educar: una experiencia que interroga las Violencias y sus modos de inscripción en lo social-comunitario

Violencia Social e Institucional

Se compartirá la experiencia de la 2º Cohorte de un Curso de Extensión, llevado adelante por el ISFD Nº8. Dicha propuesta surge a partir de una serie de suicidios acaecidos a fines del año 2017, que dejó visibilizada la grave situación comunitaria y, por tanto, nos interroga respecto del desamparo en que quedan las infancias y juventudes en relación a las políticas públicas que debieran favorecer la garantización de sus Derechos. Pensamos a estos suicidios recurrentes como un síntoma social y comunitario de sufrimiento. Los mismos pueden verse como la consecuencia de problemáticas complejas donde intervienen variables de índole social, afectiva y psíquica, que muchas veces son invisibilizadas y naturalizadas. Dichas situaciones se ponen de manifiesto dentro del ámbito educativo, ya que es un lugar donde la “escucha” del malestar es posible por el vínculo con el/la docente. Si partimos de considerar que la función del docente de educar involucra necesariamente la de cuidar las infancias y adolescencias como parte del Sistema de Protección Integral de los Derechos, intentaremos desandar, la implicación o la victimización de dichos actores ante situaciones de violencia social y/o institucional. Nos serviremos de los aportes del  psicoanálisis, con el objetivo de abordar dichas prácticas socio-educativas.

Psicoanálisis y nacionalsocialismo: ¿Prohibición o ajuste? ¿Ruptura o continuidad?

Introducir una nueva indagación a un tema que pone en el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con las instituciones y su época (los años del nacionalsocialismo), como si fuese a tener una relevancia actual, a pesar de que haya transcurrido casi un siglo, nos lleva a una dificultad teórica, o al menos pareciera ser necesaria una justificación que dé cuenta de por qué creemos conveniente volver a traer una cuestión ya superada. Podemos responder que el valor que algunos documentos tienen en sí mismos junto con algunas interpretaciones, dan por resultado que las generaciones siguientes consideren a los hechos de una manera determinada, los cuales ya no serán producto del azar sino determinados por interpretaciones que tienen, seguramente, un fin político. Es por esto que volver a traer sobre el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con su época, nos puede enseñar que la transmisión de la teoría no se ejecuta por fuera de complejas determinaciones. Ahora bien, si la traducción que vamos a presentar nos va a permitir mayor profundidad en el tema o no, será una cuestión que solo podremos saber luego de un tiempo.

Volver a traer sobre el centro de la cuestión la relación del psicoanálisis con su época, nos puede enseñar que la transmisión de la teoría no se ejecuta por fuera de complejas determinaciones

Educación sexual integral, ¿qué hay detrás de sus resistencias?

Sigmund Freud, desde los resultados obtenidos en sus intervenciones clínicas, concluye que a la base de las frecuentes neurosis con las que trabaja en sus consultas, se encuentran las perturbaciones ocurridas durante el desarrollo psicosexual del sujeto. Desde que nace el niño atraviesa etapas de desarrollo psicosexual y habitan en él emociones provenientes de su mundo interno y de su experiencia con  el ambiente que habita. El amor, la ternura, los celos, el miedo, la frustración, el odio, la agresividad y la pulsión sexual  son parte de nuestros niños.

Freud considera, que al negarle el conocimiento al niño o sofocándolo, escatimamos información para la que ellos están psíquicamente capaces de operar.

Nota de editores: El Moyano es un manicomio

Revista Topía #87 - Noviembre/2019

Las autoridades del Hospital Braulio Moyano no permiten usar la palabra “manicomio” dentro del Hospital. Los trabajadores pueden tener represalias por su uso. Es más. Dicen que nunca fue un manicomio. Y que los manicomios no existen.

La suposición de que prohibiendo la palabra se pueden transformar los hechos está destinada al fracaso. El problema es más profundo y tiene varias aristas. El Moyano es un manicomio. No sólo por su historia, sino por su presente. Las prácticas manicomiales se basan en la incentivación de procesos de desubjetivación de pacientes y trabajadores de esta institución total. Que es un lugar de represión y no de cuidado fue demostrado durante el siglo pasado. La persistencia de estos lugares en distintos lugares del mundo es un anacronismo. Pacientes y trabajadores lo padecen.

El Derecho a la Salud tiene un límite en la desigualdad social

Editorial Revista Topía #87 noviembre/2019

A mediados del siglo pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció los criterios de lo que entendía como Derecho a la Salud: “El goce del grado máximo de salud que se puede lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.” Este derecho -que también se encuentra en nuestra Constitución- establece que todos los humanos tienen que tener acceso a los servicios de salud; es decir, nadie debería enfermar o morir por ser pobre. Además, se relaciona con otros derechos humanos como el acceso al agua potable, alimentos, una vivienda digna, educación y condiciones de trabajo seguros. Es evidente que este Derecho a la Salud se transforma en una frase llena de buenas intenciones que no existe en la realidad.

Ser pobre significa vivir menos y morir peor; enfermar más, tener peores servicios sanitarios y una menor calidad de vida

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